Devaluación

AUTOR: Ángel Polibio Chaves

Hace mucho años, en esta época era común observar la recua de asnos que circulaban por los caminos de la provincia cargados de sacos llenos de maíz; una ocasión, miraba con pena que uno de esos animales tenía el lomo lastimado y a pesar de su flacura debía soportar un peso muy grande, sin que hubiera el menor miramiento a su triste condición por parte de sus arrieros.

La semana anterior, el flamante Ministro de Finanzas planteó al país una novísima forma de estimular las exportaciones a través de lo que él llama devaluación fiscal, que hasta donde se ha explicado, consistiría en conceder a los exportadores el beneficio de eximirlos del pago del aporte patronal al IESS, el que sería asumido por el Estado.

Al escucharlo, se me vino la imagen del pobre animalito sometido a su pesada carga, pues una vez más se pretende echar encima del IESS un nuevo gravamen, ya que la supuesta asunción del valor del aporte patronal exonerado al exportador, no sería sino un incremento de la voluminosa deuda que ya tiene el Estado ecuatoriano con el Instituto; es decir que el pobre animalito debe ahora asumir también el peso de un estímulo a la exportación, cuando lo pertinente no es trasladar ese peso a una institución que nada tiene que ver con el asunto, sino propiciar mecanismos que permitan a nuestra producción nacional condiciones de competitividad, que pasan ineludiblemente por mejorar la productividad; para lo cual, si bien al Estado le corresponde procurar condiciones adecuadas para el desarrollo de las actividades productivas en el país, fundamentalmente son los propios empresarios quienes deben buscar los medios para la más eficiente utilización de los factores de producción de que disponen.

Si no hay eficiencia, no hay productividad; y eso, básicamente, es responsabilidad del productor.