Grande Otavalo

POR: Germánico Solis

He repetido en varias ocasiones la necesidad de revisar los anales, aclarando así el aporte decisivo que tuvieron nuestros territorios en el engrandecimiento y prestigio de nuestros pueblos, aún habiendo registros históricos que contrarían los derechos que tenían los asientos ancestrales.

Se relata que los españoles arraigados en Otavalo contactaron con los nativos y luego de apropiarse de sus tierras los incorporaron a la encomienda. Vale rememorar que la región era muy apetecida por la fertilidad y por las potencialidades de los pobladores. Se asegura que con los tributos generados por la región de Otavalo, se mantenía la administración de la Real Audiencia de Quito.

Una de las estrategias españolas fue fundar poblados en los sitios que ocuparon los indígenas. La agricultura y los obrajes fueron las principales fuentes de enriquecimiento, de tal manera que fueron decisivos Huaca, Caranqui y Cayambe. En el territorio de Otavalo se instituyeron las encomiendas en las propias tierras de los indígenas. Sobresalen Peguche y Quinchuquí.

Otra de las instauraciones fueron las mitas. Los mitayos en el tiempo asistieron en la construcción de puentes y su fuerza fue estimable en el alzamiento de las iglesias quiteñas y de otras ciudades. Los obrajes y las minas fueron las actividades que generaron riqueza, aunque con un inventario oscuro para los derechos y la vida de los nativos que dejaron su existencia en telares y ejercicios forzosos.

Se aprovechó los conocimientos que tenían los pobladores de este suelo, tanto en la elaboración y tintura de tejidos de lana y algodón. Hay vestigios de estas tareas en el drenaje de la laguna de San Pablo y en Peguche. Las encomiendas y mitas fueron entregadas a los conquistadores y a las congregaciones de dominicos y agustinos.

El aporte de los españoles fue el apoyo a la agricultura, el comercio, las artesanías. El florecimiento de Otavalo fue inconmensurable, lo que mereció la categoría de Corregimiento en 1563. Fue parte lo que hoy es el Carchi, Imbabura y el norte de Pichincha. En 1811 Otavalo tiene la categoría de Villa por la Junta Suprema de Quito, y el 31 de Octubre de 1829 Bolívar le erige como ciudad. La decisión fue un claro reconocimiento al apoyo a la emancipación política.