LUIS REINOSO GARZON
En estos últimos días hemos sido testigos de algunos accidentes de tránsito en el país, que han producido pérdidas de lo más preciado de los seres humanos, la vida, así como pérdidas materiales, dolor, sufrimiento, pero pienso que lo más grave son las discapacidades que causan estos eventos en las personas accidentadas que se vuelven un peso para las instituciones de la salud y la familia.
Por mucho tiempo he observado el comportamiento de la gente, tanto conductores de vehículos como peatones, es preocupante lo que ocurre cuando al comienzo eran los taxistas los que no respetaban la luz roja ni la señalización pero hoy cometen infracciones la mayoría de quienes conducen un automotor, es de ver en la carretera cuando rebasan por el carril prohibido; total que en las carreteras ronda la intolerancia todo el mundo se cree dueño de las vías no hay respeto para nadie..
Los organismos internacionales y Justicia Vial, recomiendan educación y capacitación para todos quienes utilizan vehículos, motos, bicicletas y el público, de hecho los programas de estudio a todo nivel deben contener temas de educación vial y de convivencia social; pero aquí no existe nada, desde que le concedieron la licencia a un conductor cuantas sesiones de capacitación ha recibido en su vida?.
Cuantos cursos de relaciones humanas han recibido los choferes de buses los controladores los cobradores de pasajes, pienso que nunca; cuantos espacios educativos escuchamos por los medios de comunicación radial, televisiva, escrita, auspiciada por los organismos locales jefaturas de tránsito?, nunca.
Ya no existe control en las carreteras, las cámaras del 911, siempre están en reparación o en mantenimiento; en conclusión a este ritmo seguiremos perdiendo vidas y enlutando a muchas familias del país.