Visita no grata

Rodrigo Santillán Peralbo

Entre el 13 y el 17 de este mes, el Vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence, conservador, cristiano fanático y republicano radical, visitará Panamá, Chile, Colombia y Argentina con el pretexto de garantizar la seguridad continental, incrementar la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo internacional, “impulsar el comercio bilateral, y la inversión, continuar el apoyo del gobierno en temas de cooperación de participación empresarial, agricultura y desarrollo de la infraestructura”; es decir para afianzar el dominio y recuperar la hegemonía imperial en América Latina y el Caribe.

Mike Pence mantiene estrechos vínculos con Erik Prince, fundador de la empresa Blakwater Worldwide, el intermediario que privatizó las guerras de agresión y que contrata miles de mercenarios, incluidos latinoamericanos, para no arriesgar las preciosas vidas de soldados estadounidenses. Esa es la empresa que mató a 17 iraquíes civiles por lo que M. Pence organizó un evento en Washington en honor de Prince. Hermosa combinación por la que el empresario de la muerte donaría millones de dólares a la campaña de Trump-Pence, según denuncia del diario The Intercept.

Prince y su empresa Frontier Services Group contrata soldados chilenos, colombianos, panameños, salvadoreños y los convierte en mercenarios para que luchen en Yemen y defiendan los intereses geopolíticos de Estados Unidos y de sus aliados: Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y otros.

La amistad del vicepresidente Pence con Prince se fundamenta en el negocio de la guerra. La estrategia estadounidense es usar mercenarios para caotizar Medio Oriente, debilitar los Estados y cambiar las fronteras según los intereses de dominación imperial. Por todo lo que es y representa, la visita de Pence a América Latina no es grata.

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