María Eugenia Vallejo: una flautista que cumplió sus sueños

CARISMÁTICA. Está de visita en Ecuador y pronto saldrá del país a continuar con nuevos estudios.
CARISMÁTICA. Está de visita en Ecuador y pronto saldrá del país a continuar con nuevos estudios.

La flautista ecuatoriana es un ejemplo de esfuerzo y dedicación que ha dedicado su vida a la música.

Nada detuvo a María Eugenia Vallejo, la flautista que, luego de mucho esfuerzo, cumplió sus sueños de dedicarse a aquel instrumento musical que la cautivó desde muy chiquita, según ella recuerda tendría unos 5 años cuando la escuchó por primera vez.

“Mi hermana seguía piano en la Sociedad Filarmónica de Quito, yo como a los 5 años iba a verle porque mi mamá me llevaba y en aquellas ocasiones escuchaba a los instrumentos. Yo me interesé en un sonido y le decía a mi mamá que me gustaba. Un día fuimos a ver cuál era ese sonido y descubrimos que era la flauta, yo le insistía a mi mamá que quería aprender eso y en ese momento ella habló con la profesora Eugenia Eizaga, quen fue mi maestra durante muchos años”, comenta Eugenia sobre sus inicios en este arte musical.

Al inicio, la flautista de 26 años era muy pequeñita para sostener una flauta y le enseñaron ejercicios para sostener el aire, luego de año y medio empezó a tocar el instrumento del que nunca más se separó.

Reafirmaciones

María Eugenia durante su adolescencia tuvo dudas de seguir tocando la flauta. “No estaba segura de seguir con esto pero cuando entré a la Fundación Orquesta Sinfónica del Ecuador (Fosje) y empecé a tocar con la orquesta y otras personas, me decidí a hacer de esto una carrera, algo en serio. Mucha gente me decía que es difícil y a veces esas ideas te dan temor, pero cada vez que tocaba en la orquesta, no me veía haciendo otra cosa”, explica la artista.

Luego de terminar el colegio, mucha gente le dijo que se lo piense bien antes de seguir con la carrera musical o que la combinara con otra profesión, pero la música necesita dedicación y ella “quería dedicarle todo su tiempo”, asegura.

Una vez decidida, en 2011 María Eugenia salió a Kalamazoo, Michigan, una ciudad universitaria donde llegó gracias al apoyo de la profesora Martha Council, quien solía venir cada año al Festival Internacional de Flautistas en Ecuador, encuentro musical organizado por Luciano Carrera, profesor de Eugenia, él las presentó y ella le contó a Martha sus deseos de estudiar fuera del país y tener una beca.

“Más que el dinero me importó hacer lo que toda la vida me ha gustado. Ha sido una experiencia increíble. Fue difícil conseguir becas, negociar y todo eso pero mi profesora me ayudó un montón”, dice con emoción la flautista quiteña.

María Eugenia salió y luego realizó una licenciatura de cuatro años, después fue a Miami, a una maestría que duró dos años, con la profesora Trudy Cane.

La semana que viene viajará a Toronto (Canadá) para hacer un Artist Diplomat en música, “es como una especialización más práctica que dedica más a la parte de tocar y menos a lo teórico”, especifica.

Inolvidable

Uno de los momentos que más le ha impactado la vida musical de esta artista, fue cuando participó en un concurso de su universidad en Michigan para escoger a cinco estudiantes para tocar en el Carnegie Hall de New York, uno de los sitios de recitales más reconocidos y famosos del mundo. Ella participó y llegó a ser seleccionada para estar en aquel lugar.

“Fue una energía increíble y una experiencia única, eso te recuerda por qué haces música. No es por la fama sino por la audiencia y por hacerles sentir cosas diferentes y llegarles al corazón”, indica.

Tocar en los ensambles de las universidades es otro de los gustos de la ecuatoriana, además de juntarse con amigos y crear música juntos.

Seguidora de Johann Sebastian Bach, Johannes Brahms y Gustav Mahler, Vallejo describe lo que siente sobre el escenario al momento de interpretar una obra: “Es una mezcla de emociones, debes aprenderla a manejar esto, te puedes estresar fácilmente y que no salga nada pero me digo siempre ‘esto debe salir bien y tienes que disfrutarlo’, la música debe fluir. Al momento de subir hago también ejercicios de respiranción profunda, eso calma el corazón y relaja”.

María Eugenia quiere que su historia inspire a otras personas que tal vez duden en seguir una carrera musical o que no están seguras del futuro. Ella, por experiencia propia, sabe que la dedicación y el trabajo duro siempre tendrán sus buenos frutos, al menos ella es un ejemplo de eso y continuará su camino por nuevos luegares donde su flauta hablará por ella en una conjunción de arte y emociones. (CC)