Diferencias

“Más enfermos del Seguro Social hay en el Hospital General que en el hospital del IESS”. Una valoración que se acerca a la realidad, porque mejor atención está dándose en el hospital Isidro Ayora, que hoy por hoy tiene una gran demanda regional. Razones no faltan: La implementación de equipos de última tecnología. Mobiliario clínico en el que se incluyen 95 camas de control electrónico. Buen servicio médico-clínico y un equipo de trabajadoras sociales, que hacen posible la calidad con calidez en esta lucha cotidiana contra el tiempo para que la salud ayude un tanto a recuperarse. Están, por supuesto, los logros de las instancias direccionales y administrativas, logros que son incrementos solidarios para los que no tienen prisa por morir. Está repotenciándose, pero aún faltan mejoras.

Una singular diferencia existe con el hospital Manuel Ygnacio Monteros del Seguro Social, donde hay una procesión de descontento, comenzando por la falta de médicos especialistas. Los cubanos no fueron la solución. La falta de medicinas. El vía crucis para lograr una consulta médica. Así como la ausencia de calidad y calidez para los usuarios, es decir “cariñoterapia” como lo pide el Papa Francisco, particularmente para los de la tercera edad, aquellos que están “viviendo la yapa” mendigando una pastilla (que no hay), luchando contra la falta de solidaridad que exige llegar ya cadáver a emergencia para aspirar a una cama en el área de hospitalización, donde cuatro y hasta cinco pacientes comparten una habitación, formándose una algarabía en las horas de visita. Aparte de los “sonidos en la noche”, unos en la menor y otros en sol mayor.

Es grave esta realidad que se le viene escapando a la “revolución”, a pesar de que el IESS es su socio capitalista. Es un reclamo que por ser recurrente hay que atenderlo con serena dignidad, caso contrario estamos atentando contra el Buen Vivir que ahora se promociona solito con el paquetazo tributario. Si la atención sigue dando más prisa a la muerte, habrá que protestar para que al menos nos concedan el Buen Morir. Para regresar a allá, donde “tenemos más conocidos dentro de las bóvedas que vivos afuera”.

Hay temas para seguir reflexionando, pero también actuando, antes que renuncien o se vayan. (O)