No más cantaleta

Kléber Mantilla Cisneros

No se puede simular estabilidad ante un colapso ético y económico. El gobierno de Lenín Moreno decidió separar a Jorge Glas de funciones, reducir el salario de funcionarios públicos de alto rango y sacar a la venta terrenos, oficinas, vehículos de lujo, edificios coloniales y parqueaderos. Hasta un avión presidencial que no cuenta aún con el detalle de su uso y cuantificación de viajes durante la administración pasada

El objetivo actual: disminuir la profundidad de la crisis y su extensión pues se explica esta como efecto del estallido de corrupción estatal, dispendio desmesurado del correísmo e impunidad irresponsable de una justicia cómplice en la administración saliente.

El país requiere acciones concretas, además, en política exterior para atraer inversiones. El régimen de Moreno no debería apoyar la tiranía en Venezuela. Al contrario, tendrá que rechazar sin demora los artilugios del dictador Nicolás Maduro. Por cada crimen y violación de derechos no puede dar una tonta figura de alcahuete. Menos en una vecindad que comienza a receptar oleadas migratorias con proyección incierta.

Recién ahora se percibe el hedor del detalle de alianzas y componendas mafiosas entre correísmo y chavismo con sesgo ideológico y corruptelas parecidas. ¿No son los países más endeudados y con primer nivel de corrupción en la región? ¿Acaso el narcotráfico no afianzó una ruta con características coincidentes entre ambos? ¿Por qué Moreno en su transición no empata su política interna de diálogo con su política externa? ¿Es necesario mantener la figura de reelección indefinida?

Con el Vicepresidente en silla de investigación y un contralor corrupto fugado en Miami, con acumulación de pruebas que los incriminan, queda pendiente además el futuro del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Un organismo del correísmo cínico con fama mundial por colocar ‘ratas a cuidar el queso’. Urge la eliminación vía electoralista de tres absurdos. Una consulta popular para desmontar una parte o la totalidad de la Constitución de Montecristi. Ese cuerpo legal mafioso para no controlar ni rendir cuentas. Segundo, la eliminación o modificación de una Ley de Comunicación ‘mordaza’ que evita investigar lo público. Tercero, el archivo definitivo de la reelección indefinida. Solo un referéndum permitirá la libertad de pensamiento y alcanzar la verdadera revolución de consciencia, justicia y derecho.

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