Graves delitos

La corrupción es un grave delito de la que se derivan otras formas de delincuencia: peculado, extorsión, soborno, concusión, fraude, nepotismo, tráfico de influencias, lavado de dinero, cohecho, enriquecimiento ilícito, delincuencia organizada bajo “coautorías o encubrimientos de gobernantes y sus entornos, no se limita a casos aislados, sino que ha operado como sistema”, afirma la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA) creada por el FUT, organizaciones sociales y movimientos diversos.

Sus denuncias indican la decisión de luchar contra la corrupción a pesar de los riesgos, amenazas y juicios planteados por los denunciados que, además, exigen millonarias indemnizaciones con toda la prepotencia de los que se sienten protegidos por el sistema, igualmente corrupto.

Corruptos y corruptores son los peores delincuentes porque roban con premeditación y alevosía los recursos del pueblo, al mismo tiempo que le ofenden y lastiman su dignidad al convertirlo en víctima. La vileza más grande del corrupto es convertir a unos en cómplices que todo consienten, que les protegen y defienden, inclusive a través de las redes sociales. Los denunciados deberían leer la Carta de Guayaquil de la Comisión Nacional Anticorrupción.

La CNA en el encuentro ‘Juntos contra la corrupción’ decidió llevar “a juicio al expresidente Rafael Correa ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya porque sus actos de afrenta a los derechos humanos, de persecución y agravio a los dirigentes sociales y populares –que costó más de una vida– así como de acecho a los diversos sectores de la prensa, ameritan una disposición de esta naturaleza. Correa es el principal responsable político –a más de ser corresponsable civil, administrativo y penal- de la descomposición ocurrida en esta última década”.

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