El adiós de una bestia

Luis Eduardo Vivanco

Han pasado 6 años y 6 meses desde que escribí mi primera columna en Diario La Hora. Un 6 más y me convertía en la bestia de la que hablaba Lenín Moreno el otro día. Por suerte hay otros más bestias ‘quiuno’. Qué alivio.

Esta es la última de mis opiniones publicadas en este Diario. Gracias a los que me leyeron alguna vez y dijeron “qué bestia, qué buen texto del Vivanco”. También a los que me odiaron con pasión bestial y a los que no me leyeron nunca, gracias, supongo.

Dejo la edición general de La Hora con el sabor a uñas comidas que provocan los nervios por lo desconocido y el sabor dulce que deja lo bien vivido. Durante 11 años ofrecí todo mi esfuerzo para defender los principios de este Diario y el derecho de sus lectores a recibir información libre. Vi al déspota romper las ediciones de papel que con tanto esfuerzo habíamos editado, vi llegar por centenas las rectificaciones, réplicas, juicios, amenazas. Nada nos quebró, ni económica ni sicológicamente. A ratos duro, a ratos divertido, a ratos divertidísimo.

Hicimos de un diario ‘pequeño’ una bandera de dignidad, de respeto irrenunciable a la democracia. Mientras otros vendieron su biografía, maravillados con las cenas de salones amarillos, nosotros desde una austera redacción no esquivamos la batalla.

Me voy justo hoy, pero me marcho agradecido con lo que el Diario me enseñó y aún más conmovido con lo que los lectores me entregaron: cariño y credibilidad. Espero no haberles fallado y si es que en algún momento les falté, ofrezco las disculpas debidas, es que a veces sí soy una bestia.

El diario queda más fortalecido que nunca, blindado ante el vendaval con la armadura del apoyo de su audiencia, de usted, que lee esto y me regala diez minutos de su tiempo. La Hora sigue contando con usted.

Yo me voy como llegué, bueno, bastante más panzón y envejecido, pero igual de ilusionado con la profesión y con la misma tranquilidad que nos asiste a quienes estamos en el bando de los honestos. Ya sabrán de mí y mis andadas, una bestia como yo no puede permanecer quieta. Gracias y hasta pronto.

@luisevivanco