Dreamers

La declaración de independencia de los EE.UU. profesa: “Sostenemos como evidentes verdades: que los hombres son creados IGUALES, creados con ciertos derechos inalienables, entre ellos la vida, la libertad, y la búsqueda de la felicidad”. No son las palabras de un migrante ni las de un quejoso defensor de los derechos contemporáneos, fueron escritas por el mismísimo Thomas Jefferson y ratificadas por los padres fundadores de aquel país. Un país que se convirtió en potencia en gran parte gracias a la migración. Es un país de migrantes, que fueron con la creencia firme y a veces errada del sueño americano. Las palabras de Jefferson fundaron el sueño, fundaron una idea de país que ofrecía libertad y oportunidades.

La visión torpe y la crueldad irrazonable de Trump al derogar DACA decapitan el sueño americano, lo que significa acabar con USA como ideal. Quienes se benefician del DACA son jóvenes que aportan mucho más a EE.UU. incluso más que muchos nativos, porque acogerse al programa les exigía un expediente sin mancha y una conducta irreprochable. Han vivido desde niños allí, formados bajo la cultura americana y hasta mantienen una responsabilidad fiscal con un Estado que no afronta su deber con ellos. Son jóvenes que dejaron la exclusión y se convirtieron en el sustento y la esperanza de sus familias. Son las víctimas más inocentes de una administración sin rastro de ética o valentía.

Trump es la muestra de que los negocios y la política no son iguales, en el comercio se busca el beneficio personal o el de unos pocos socios y clientes, pero la política busca o debería buscar el beneficio de todos, de toda la nación. Y la comunidad latina ya es parte importante de aquella nación. Trump no podrá cumplir todas sus promesas descabelladas, pero en el intento acabará con muchas vidas y sueños, con lo mejor que ha tenido su país.