Basta de maltrato

Ángel Polibio Chaves

Más allá del pintoresco episodio de aquella asambleísta que había descubierto un tipo de femicida que asesina a las mujeres hasta matarlas, porque seguramente hay femicidas que solamente las asesinan un poquito, es preciso destacar la importancia de luchar contra el maltrato a la mujer y preservar su vida y su integridad, de modo de reducir en forma sistemática y sostenida la agresión a quienes pertenecen al género femenino.

En efecto, la lucha contra este mal social, que en modo alguno es aislado, pues tanto en el tiempo como en el espacio se ha evidenciado con caracteres alarmantes, debe ser considerada como parte de un sistema, pues solamente de esa forma se podrán establecer mecanismos efectivos para su erradicación; parte de ello radica en la educación: se debe inculcar en los seres humanos, desde muy niños, el respeto a la mujer; en la casa, en las relaciones intrafamiliares y en el entorno inmediato que es la escuela, es preciso insistir en aquello; respeto no solo en la forma, sino en la esencia del comportamiento.

Por sobre las consideraciones románticas, la propia condición orgánica femenina, debe motivar al hombre, en este caso si entendido como parte del género masculino, a guardar una especial consideración por la mujer, en tanto es fuente de vida; de ahí que si alguna forma de trato preferencial se justifica, es el trato deferente a la mujer.

Pero el asunto va más allá, dentro del concepto de una lucha sistemática, también es preciso que exista un trato no discriminatorio en cuanto a oportunidades laborales y de realización personal y profesional, puesto que el discrimen es también una forma de violencia.

Finalmente, el esfuerzo debe ser sostenido; no debe limitarse a campañas temporales; debemos mantener una actitud permanente en contra del maltrato y la agresión a la mujer.