Los círculos

Eduardo Naranjo Cruz

Igual que se junta un grupo de amigos para departir vivencias, en la vida política se reúnen por lo general, gentes de igual catadura, difícilmente un hombre o mujer con aspiraciones de servicio honesto encaja en estos círculos. Estamos acostumbrados a ver que, cuando alguien llega a un puesto de mando en el Gobierno, inmediatamente comienzan a preguntarse quién es la persona que puede conectarles con esos jerarcas, ahí nace el famoso lobista, que es quien gestiona y logra el contacto deseado para la “trama” de cualquier negocio con el Estado.

No sorprende, es lo habitual donde se hacen los contratos chuecos o innecesarios. Alguien tiene el “contacto“ y logra un contrato, que en numerosos casos ese momento crea una compañía fantasma y subcontrata a alguna empresita para mal o bien ejecutar lo que sea. Consecuencias para el país: gran parte de estas obras son mal hechas o creadas sin necesidad.

Hay obras construidas sin objetivo alguno, puentes y carreteras mal hechas, hospitales, refinerías, aeropuertos, escuelas, centros de operaciones, etc., que tienen centenares de fallas, que nunca las pagan o asumen los “contratistas” sino el contribuyente.

Es la poca identificación del servidor público con su función y la falta de entender que el servicio es dar todo el esfuerzo posible con la ética del caso. Hay funcionarios que cumplen bien y ven pasar muchas cosas por sus narices, pero nunca pueden decir nada por temor a ser despedidos o enjuiciados, porque así funcionan estas cosas.

Este es el país que tenemos lamentablemente; si la educación tuviera un batallón de maestros comprometidos e indignados podrían formar gente con valores y valor para construir un país decente. Al parecer nunca cambiarán las cosas, los círculos restructurados reinarán.

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