Por la honestidad y valentía

Mariana Velasco

El presidente Lenín Moreno es un enigma; hay que descifrarlo. Es de reconocer en el Presidente su afán de desmontar la polarización sembrada en nuestro país a lo largo de una década. Es insuficiente si no se dan pasos firmes. El anuncio del llamado a consulta popular ofrece un respiro para iniciar con la eliminación de la estructura autoritaria construida.

La clave no está solo en las preguntas, sino en lograr un abrumador apoyo popular para ganar, lo que le daría a Moreno un mayor margen de acción y desbloquearía el juego en el interior de su propio partido.

Sin pasar por el poder legislativo o por la Corte Constitucional, Lenín Moreno puede revertir los decretos y las leyes con los cuales el expresidente limitó derechos fundamentales como la libertad de asociación y prensa. ¿Qué espera para hacerlo?

Decisiones como esta le permitirán consolidar una base social de la transición, cuyo termómetro fue la marcha del 20S convocada por sindicatos, movimientos sociales e indígenas y que sumó los respaldos de todos los sectores sociales no correístas.

La marcha abrió la puerta para una transición difícil, que va más allá de la “cámara escondida”. La historia enseña que no hay transiciones fáciles. Está claro que ningún elemento de la coalición anticorrupción puede tener éxito solo. Hay que sacar provecho de las fortalezas y capacidades de cada ecuatoriano, fortalecer en conjunto a las instituciones y que a su vez aseguren a nuestra democracia alejarse del abismo.

Sería el mejor ejemplo para millones de compatriotas que le creen, que necesitan inspiración en estos momentos y están pendientes de sus palabras. Valoramos su fe y esperanza en el pueblo ecuatoriano pero le agradeceríamos aún más la honestidad y la valentía.

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