Otra estulticia de Maradona

LUIS COELLO KUON YENG

Diego Maradona cada vez que habla solo atina a mencionar palabras que forman una oración entendible, pero carente de todo sustento ético, moral y de buen ejemplo. Cómo futbolista tiene y tendrá por siempre asegurado un puesto entre los más grandes de todos los tiempos. En su país natal es adorado como un dios, un ídolo por algunos seguidores fervorosos del balón. Tal es el grado de idolatría que ha edificado una iglesia para rendir culto a su prodigio con el balón, la tan conocida iglesia maradoniana.

Su carrera profesional fue esplendorosa; ocho títulos nacionales y cuatro internacionales, el más afamado y que a través del cual catapultó su fama fue la Copa Mundial de selecciones celebrada en México en 1986. Sin embargo su vida siempre ha estado envuelta en escándalos, pleitos con la prensa, con sus familiares y ciertos colegas de su profesión. La política no estuve jamás exenta de su vida. Se declaró seguidor del expresidente argentino Néstor Kichner. Así como también del extinto mandatario venezolano Hugo Chávez. Hasta de Fidel Castro, visitando la isla caribeña en numerosas oportunidades.

Él siempre ha dado a conocer su tendencia izquierda socialista, defendiendo en varias ocasiones a los antes mencionados políticos. Tomó parte en el conflicto interno que se celebra en Venezuela, el cual ha dejado ya más de una centena de muertos e innumerables presos. El exastro mencionó lo siguiente; “somos (él y su novia, Rocío Oliva) chavistas hasta la muerte”, escribió el exfutbolista en su página de Facebook. “Y cuando Maduro ordena, estoy vestido de soldado para una Venezuela libre, para pelear contra el imperialismo y los que se quieren apoderar de nuestras banderas, que es lo más sagrado que tenemos”, “vivan los venezolanos de pura cepa, no los venezolanos interesados e involucrados con la derecha”.

Desde todo de punta de vista un exabrupto que suena más a una perorata y estulticia, otra de las muchas que da Maradona. Lamentablemente y esto es lo más triste, es que los medios de comunicación se hacen eco’ de sus declaraciones, tanto en su país natal como en América Latina. Y es entendible, siendo él una figura pública, famosa, polémica, siempre da de qué hablar. Pero dice cosas para mal, para bien o como ejemplo para los demás es escasísimo lo que habla y peor lo que hace con sus actos. Totalmente se rechazan las palabras que no guardan relación con el sentir, peor con la realidad que pasa Venezuela.

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