Pendejos

Franklin Barriga López

Antonio Navalón ha expresado que México no es un país de pendejos, ante la crisis endémica moral que atraviesa, según ha dicho este analista con actividad intelectual en España y en tierras del águila y el nopal.

En varias latitudes latinoamericanas, entre ellas las nuestras, la acepción de pendejo es la de tonto o bobo, frente a los por demás despiertos que ampara y fomenta lo que se conoce como viveza criolla.

Con toda la ironía del caso, Arturo Uslar Pietri aseveró que era necesario crear la Orden de los Pendejos, a fin de que los venezolanos de bien se agrupen bajo sus principios de libertad, honestidad y democracia. De vivir, qué diría en la actualidad el célebre escritor, al ver a su patria sumida en el desastre por obra de quienes se apropiaron del poder, con ínfulas de perennizarse, impulsados por el absolutismo más craso y corrupto de cuantos han azotado a esta región digna de mejor suerte.

Ecuador mira absorto lo que de día en día se va conociendo, en materias de abusos de poder y de corrupción. Políticos y politiqueros de la peor especie han creído que nuestra Patria está lleno de pendejos, lo cual se afirma debido a la desvergüenza que exhiben con el mayor cinismo. Qué equivocados se encuentran esos audaces al menospreciar las cualidades de nuestros compatriotas, reconocidas internacionalmente por su hombría de bien.

Esa minoría de bribones está siendo descubierta en sus atracos y falacias. Se espera que pronto la justicia les llegue, para que paguen sus fechorías y, con este precedente, no se afirme que el reino de la impunidad aquí impera.

Ante lo que sucede y lo que vendrá, el presidente Moreno en primer término debe cuidar su seguridad, alejar de su cercanía a los ovejunos y proseguir en sus acciones que le han traído merecida y alta aceptación.

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