Fernando Tinajero: ‘El desencuentro’, novela canon de la literatura ecuatoriana

Ensayista. Su obra aborda un análisis sobre la intelectualidad ecuatoriana. (Archivo)
Ensayista. Su obra aborda un análisis sobre la intelectualidad ecuatoriana. (Archivo)

Un repaso a la obra del autor ecuatoriano, quien ganó el Premio Eugenio Espejo 2015.

Alberto Tassara Muñoz

La fama es un gran equívoco, y en la literatura esta premisa se la puede percibir más que en cualquier otra actividad. Muchos autores y obras clave pasan desapercibidas.

La primera novela ‘El desencuentro’ (1976), de Fernando Tinajero (Quito, 1940), es un hermoso, profundo y divertido libro que, lastimosamente, no se le da el valor que le corresponde; y, seguramente, es una de las mejores novelas escritas durante los 70’. ¿De qué trata esta novela?

Como ‘Entre Marx y una mujer desnuda’, de Jorge Enrique Adoum; ‘Teoría del desencanto’, de Raúl Pérez Torres; o ‘Sueño de lobos’, de Abdón Ubidia, la obra aborda la historia de un grupo de activistas influenciados por la ideas marxistas de la época, que ven fracasar sus deseos de realizar cambios en la sociedad ecuatoriana.

Lo que le hace particularmente interesante a la novela de Tinajero es la mezcla de humor, agudeza intelectual y el recurso de contar cómo un novelista narra una historia dentro del libro.

Obra. Fue parte de la colección de El Conejo.
Obra. Fue parte de la colección de El Conejo.

Hacia adentro

El libro inicia con una ‘asombrosa’ idea sobre el dinero. “Mi tío Nicasio dijo que la moneda se hizo redonda para que ruede y de papel para que vuele”.

Esta idea es expresada por Miranda, un personaje que está escribiendo un libro. Este recurso se lo encuentra en las obras de Juan Carlos Onetti, por ejemplo. Basta recordar a su novela ‘La vida breve’, uno de sus mejores libros (mi favorito). La trama gira en torno al guión que escribe Brausen, un publicista que vive en Buenos Aires. En el libro se alternan la vida de Brausen, que perdió su empleo, con la historia que él cuenta donde aparece un doctor suizo que vive en una ciudad irreal ubicada en Uruguay.

En ‘El desencuentro’, la historia que redacta uno de los personajes aparece en cursiva, donde se narra la vida de un niño al que se le muere su madre. Aparece el tío Nicasio para hacerse cargo de la familia. Se describen personajes misteriosos y atrayentes. Por ejemplo, el propio Nicasio que no es el tío del niño; las fantasías del niño, que siente que en un hueco de la pared vive don Tomás, un ser imaginario inventado por él. La entrada en la pubertad del niño y su insólita historia de amor con Merceditas. Una empleada de la casa que es despedida cuando se enteran de los amoríos con el personaje.

Estas narraciones, dentro de una sola narración, le dan un carácter surrealista al libro, que se carga de una fuerza poética considerable. El niño huérfano toma el papel de heraldo y da la voz a las historias cargadas de imaginación y los guiños hacia una crítica social.

Existen también muchos silencios. Se intuyen cosas escabrosas en la familia. No se sabe quién es el tío Nicasio y hay un misterio en torno a la hermana del niño, Georgina.

Esta narración se alterna con la voz en tercera persona de Jorge Franco. Es él quien cuenta la historia en cursiva y da la impresión que es el niño que queda huérfano de madre. Esta parte de la historia resulta, a veces, un poco seca si la comparamos con los escritos en cursiva. Pero se presentan las conversaciones de Franco con sus amigos, sus reflexiones, llenas de una agudeza intelectual que solo se podrían encuentran en los libros como los escritos por Thomas Mann.

Referencias

En el segundo capítulo, el lector asiste a un original monólogo interior donde se cita el ‘Poema 15’, de Pablo Neruda, donde queda a la vista un tributo a la vez a la narrativa de James Joyce.

Saltan a la visa la anulación de las reglas de la gramática y se empieza a escribir sin comas. Ahí aparecen asombrosas ideas sobre el arte: muy originales.

La parte más interesante de esta novela acontece al final, cuando los personajes crean un movimiento terrorista. Ahí se parodia el inicio de ‘La ciudad y los perros’, de Mario Vargas Llosa. Los personajes sienten que sus ideales no pueden realizarse. Nadie pudo realizar los cambios planificados. Por supuesto, esto es visto como una parodia. No existen lamentos ni un tono trágico. Todo es muy cómico. Una burla.

En conclusión, ‘El desencuentro’ es una de las mejores novelas (sino la mejor) que se ha escrito a finales del siglo XX en Ecuador. Se trata de una interesante mezcla de ficción dentro de la ficción y de una reflexión interesante sobre nuestra situación. Una mirada tan analítica como socarrona de aquellos grupos que quisieron cambiar las cosas, y no lo consiguieron.

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