Cuando el hospital es una cárcel

Desde la vigencia del Código Orgánico Integral Penal se disparó el número de mujeres procesadas por abortar. En lo que va del año, 62 han sido denunciadas por trabajadores de la salud.

ANA VERA*

Imagina que tienes un aborto en curso, dolor, sangrado, fiebre. Te asustas y evidentemente buscas ayuda médica, decides ir al hospital. Allí no solo que no te brindan atención inmediata, aunque se trata de una emergencia médica, sino que te acusan de haberte provocado un aborto y te dicen que no te atenderán hasta que confieses tu delito. Llega la Policía y empieza tu calvario. Te acusan de aborto provocado, un delito por el que podrías ir a la cárcel entre 6 meses a 2 años. No hay prueba en tu contra, pero aun así el hospital se convirtió en la puerta de entrada a la cárcel.

Esta es la realidad que han vivido 243 mujeres en Ecuador que desde 2013 hasta julio de 2017 han sido denunciadas por aborto. Muchas llegaron con hemorragias, con abortos incompletos, abortos en curso. En casi ningún caso se tienen pruebas que determinen que se trata de un aborto provocado, pues en la mayoría de episodios se tiene los mismos síntomas que un aborto espontáneo o natural.

Hasta julio de 2017, 62 mujeres fueron denunciadas por aborto. Aunque delatar a las mujeres que llegan a los hospitales con un aborto en curso es ilegal, pues implica que profesionales de la salud rompan su secreto profesional, la práctica es cada vez más común.

La prohibición del aborto constituye una grave violación a los derechos de las mujeres. Cuando además de prohibir la práctica del aborto legal y seguro, la prohibición del aborto implica penas en contra de las mujeres que interrumpen un embarazo, se transforma en una doble vulneración de derechos, hecho por el cual estas personas son obligadas a escoger entre la cárcel, la enfermedad, la muerte o la maternidad forzada.

*Directora de Surkuna