Con sus derechos no te metas

Giusseppe Cabrera

La convocatoria para la marcha que se organizó durante estos días en varias ciudades del país, ayer tuvo su realización. Y aunque el legítimo derecho a asociarnos y manifestarnos libremente nos ampara, además de que la libertad de la práctica religioso es un derecho humano, en esta manifestación no se defendía ninguno de ellos, pues si ese hubiese sido el caso, ese derecho estaba garantizado para todos sus asistentes, sin importar que otros no compartamos con los postulados de dicha manifestación, pero lo preocupante en realidad, es que el llamado a las calles a manifestarse de manera pacífica, estaba fundado en la intolerancia y la promoción de las mentiras o la tergiversación –malintencionada o no- en la lectura de los artículos que se busca reformar y promulgar.

Más allá de la calidad técnica y jurídica del proyecto de ley y los artículos de reforma, lo cierto es que, ninguno de los conceptos por los que se decía promover dicha convocatoria, busca una “degeneración” del núcleo “tradicional” familiar, sino por el contrario incorporar conceptos que progresan a la par de la sociedad en que vivimos y que buscan aceptar la diversidad de nuestros iguales, de aquellos seres humanos que quieren únicamente un reconocimiento de su identidad frente a la sociedad.

Es sencillo, tal concepto de la “ideología de género” no existe, es una especie de muletilla, donde se incorpora a los estudios de género, el feminismo, las teorías queer y todo lo que fuera diferente o “amenazante” para su concepción “natural” de la vida, es legítimo el abogar por conservar instituciones tradicionales como la familia, aún dentro de su limitado entendimiento de la misma, pero no se puede buscar imponer un concepto único, que rechace a todos quienes no entren en esas categorías, la educación con enfoque de género, es un requerimiento de órganos asociados a la ONU, como la Unicef y ONU Mujeres que realmente protegen los derechos de mujeres y niños dentro del núcleo familiar.

En un artículo anterior escribí que la tolerancia tiene un límite y es no permitir que la intolerancia avance, pues entonces los tolerantes terminarán consumidos por los intolerantes.

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