El sueño del planeta

POR: Rocío Erazo Benavides

¿Crees que lo que vives es un “sueño”? ¿Crees que sueñas con el cerebro despierto? Pues soñar es la función principal de la mente, y la mente sueña 24 horas al día, estando despierto y dormido, la diferencia estriba en que cuando el cerebro está despierto, hay un marco material que nos hace percibir las cosas de una forma lineal. Cuando dormimos no tenemos ese marco, y el sueño tiende a cambiar constantemente.

Antes de que naciésemos, aquellos que nos precedieron crearon un enorme sueño externo que llamaremos el sueño de la sociedad o el sueño del planeta; es el sueño colectivo hecho de millones de sueños más pequeños, de sueños personales que unidos crean el sueño de una familia, un sueño de una comunidad, un sueño de una ciudad, de un país, y finalmente un sueño de toda la humanidad. Este incluye todas las reglas de la sociedad, sus creencias, sus leyes, sus religiones, sus diferentes culturas y maneras de ser, sus gobiernos, sus escuelas, sus acontecimientos sociales y sus celebraciones.

Nacemos con la capacidad de aprender a soñar, y los seres humanos que nos proceden nos enseñan a soñar de la forma en que lo hace la sociedad. El sueño externo tiene tantas reglas que cuando nace un niño captamos su atención para introducir estas reglas en su mente, éste utiliza a mamá y papá, la escuela y la religión para enseñarnos a soñar. La atención es la capacidad que tenemos de discernir y centrarnos en aquello que queremos percibir. Percibimos millones de cosas simultáneamente, pero utilizamos nuestra atención para retener en el primer plano de nuestra mente lo que nos interesa.

Los adultos que nos rodeaban captaron nuestra atención y, por medio de la repetición, introdujeron información en nuestra mente. Así es como aprendimos todo lo que sabemos, qué creer y qué no creer; qué es aceptable y qué no lo es; qué es bueno y qué es malo; qué es bello y qué es feo; qué es correcto y qué es incorrecto. La domesticación estuvo lista.