Macri arrasa

Juan Sebastián Vargas

Los primeros meses de gestión de Mauricio Macri en Argentina estuvieron marcados por ciertas decisiones impopulares pero necesarias que ahondaron las tradicionales diferencias con la hegemonía histórica del peronismo argentino, pero la última votación parlamentaria ha denotado claramente una madurez política y democrática en Argentina en donde evidentemente la población se ha pronunciado en contra del populismo krichnerista de los últimos 13 años.

La victoria de Macri es aplastante, hoy en día el movimiento “Cambiemos” se ha convertido en la primera fuerza electoral, este fenómeno no se ha producido en la Argentina desde 1985 cuando Raúl Alfonsín logró un abrumador triunfo en las legislativas. La victoria de este 2017 es tan significativa que incluso ganaron con cuatro puntos de ventaja en Buenos Aires y nada más que a la misma Cristina Fernandez es decir con casi 400 mil votos de diferencia lo que se convierte en una contundente derrota para el peronismo que ha perdido su bastión más importante y que deja una lección no solo a Argentina sino a toda Latinoamérica y es que la gente se ha cansado de la retórica y del discurso mediocre que ha caracterizado a los líderes autodenominados “progresistas” pero que en la práctica lo único que ha progresado son sus cuentas personales.

Según algunos analistas argentinos, la clase media urbana y la gente que vive del campo que han sido muy beneficiadas por la reducción de impuestos son quienes probablemente han tenido un voto decidor generando así una oportunidad más para Macri que ha ido ganando confianza pese a la situación económica aún difícil y ha venido imponiendo su agenda de cambio y confianza.

Con el cantico de “no vuelven más” festejaron los macristas mientras que en la tienda contraria la desazón era evidente y las palabras no bastaban y es que parece que a los expresidentes como Cristina Fernandez o Rafael Correa les ha dado la enfermedad por el poder llamada síndrome de Hubris o adicción al poder; “Las personas que padecen este trastorno, generalmente líderes, se sienten capaces de realizar grandes tareas, creen saberlo todo y que de ellos se esperan grandes cosas, por lo que actúan yendo un poco más allá de la moral ordinaria”.