Hoy se necesita otra política

Jaime Durán Barba

Durante el siglo corto que transcurrió entre la revolución soviética de 1917 y la caída del Muro de Berlín en 1989, parecía que la revolución socialista avanzaba de manera incontenible. La Rusia soviética consolidó su autoridad en los territorios gobernados por el zar, después de la Guerra Mundial se anexó la Europa del Este y fomentó proyectos revolucionarios en Asia y África. En América Latina apoyó a la revolución cubana y creó, en casi todos los países, movimientos armados que querían imponer la dictadura del proletariado y enfrentar a las dictaduras militares. Toda guerra es brutal. Ambos bandos dejaron un reguero de sangre por todo el continente, especialmente en Guatemala, Colombia, Perú, Argentina. Los líderes de los grupos enfrentados eran generales y comandantes, querían ganar una guerra en la que defendían sus ideologías. Con la caída del Muro de Berlín terminó esa lógica siniestra. En casi todo Occidente se instalaron gobiernos democráticos que, con más o menos defectos, resuelven las contradicciones sociales con votos y no con botas.

Sin embargo, algunos de quienes sufrieron las dictaduras no sienten que terminó la Guerra Fría y reaccionan como que el tiempo se hubiese detenido. En los últimos años esta mentalidad arcaica contaminó desgraciadamente a muchos jóvenes que han sido intoxicados con versiones noveladas de una época nefasta que ni vivieron ni entienden. No saben lo que fueron ni los Montoneros, ni la Triple A, ni Sendero Luminoso, ni los Contras nicaragüenses, ni las dictaduras militares, ni conocen cuánto sufrimos los que vivimos en esa época.

En una parte de la población de nuestro país existe una mentalidad autoritaria mantenida por políticos que quisieran perennizarse en el Gobierno, concentrar todos los poderes del Estado, acabar con la prensa libre. Mientras están en el poder, son ególatras, no respetan la honra ajena, insultan, difaman, siembran la discordia. Cuando están en el llano reclaman por la independencia de la Justicia, y corren desordenadamente dentro de una puerta giratoria en la que están todos los políticos arcaicos, a veces persiguiendo y a veces perseguidos.

*Profesor de GWU. Miembro del Club Político Argentino.