CARLOS CONCHA JIJÓN
No hay duda de la existencia de un nuevo jinete, con poder, cabalgando en la tierra, sembrando terror, desolación y muerte. La humanidad es diezmada por un jinete perverso que no tiene fronteras y ha incursionado en todas las naciones.
Este jinete apocalíptico corrompe y es monstruo destructor de voluntades, incursiona en las mentes de niños, jóvenes adultos e incluso ancianos, destruyéndolos y transformándolos en guiñapos de la sociedad. La perversidad se ha adueñado de muchísimos individuos que lucran insensibles de una realidad que lleva a la muerte, como compitiendo con los caballos apocalípticos: rojo, negro y pálido, que siembran las guerras, el hambre y las epidemias para ocasionar la muerte.
Las drogas son sinónimo de muerte y están diseminadas por todo el mundo, generando miles de millones en dinero constituyéndose en la más grande empresa ilegal productora de riqueza. Este tipo de negocio sucio está respaldado por un poder económico tan persuasivo, que corrompe a quienes bailan al compás de sus ambiciones, pavonados con la danza del dinero.
Existen leyes y controles de drogas en todas partes, por haber sido declaradas ilícitas y sujetas a sanciones y condenas con cárcel a quienes trafican, sin embargo, resulta una lucha, como la de un gato que captura un ratón y no lo mata, sino que lo suelta para luego capturarlo, una y otra vez, como un juego, hasta que el vivo ratón en un descuido se escapa quedando libre de peligro.
La humanidad se encuentra asolada por las drogas, siendo vanos los esfuerzos que se hacen en cuanto tiene relación a SU control, permitiendo que este caballo apocalíptico continúe sembrando la muerte y al mismo tiempo adueñándose de ciudades enteras, sin que los gobernantes y las leyes resulten eficaces y suficientes para eliminar esta lacra social y el galopar de este caballo, con su jinete apocalíptico de muerte.