Lecturas al hilo

OSWALDO PAZ Y MIÑO J.

Leer es tirar del hilo mientras se avanza en el recorrido de la obra que nos atrapa. Leer es deshilar, tirar de los flecos, desenredar para llegar al final de la trama. De un buen libro, no se pierde el hilo. Se quiere llegar al ovillo en el menor tiempo. En ocasiones, romper el hilo deja las perlas que se ataban a él en el camino, y como no dejan de ser joyas la tarea es recuperarlas y volver a atarlas.

‘El hilo roto’ (P.H. Ediciones) es el tomo de cuentos que comparto esta semana, escrito y publicado recientemente por Santiago Arguello Mejía.

Ciento seis páginas que el lector ha de atar para cumplir la tarea planteada: zurcir las interrogantes que constan en la obra.

El libro es el conductor de un rosario de misterios: dolorosos, luminosos, gozosos, y gloriosos. Historias bien contadas, de pulida expresión literaria que da gusto leer: “El gobierno tras esa consigna cambió ministros veteranos por imberbes diplomados y consideró que había llegado al límite. La revolución no llegó al proyecto de institucionalización democrática y me tocó ver cuadros graves del tinglado del poder, del que habíamos sido testigos- En una institución que trabajé varios años como director administrativo era un veterano con título de bachiller, quien repartía los cargos a diestra y siniestra recuperando personajes de su vida putañesca.

Estuve cerca de una chiquilla que concluyó por confesarme que para obtener el cargo de secretaria había tenido que rendir el examen en un hotelito de la ciudad, en el que el susodicho tenía alquilada de manera permanente una suite” (Pág. 82).

Literatura existencial que, aunque el autor no lo apunte, tiene las huellas de sus experiencias vitales y profesionales llevadas a la ficción. Brillan en las historias las ciencias forenses como los reactivos que se usan en los escenarios de muerte para determinar la presencia de sangre que ha pretendido ser eliminada como evidencia.

Entre escritor y lector siempre hay tensión. Los dos tiran del hilo, de opuestos lados: el uno da su creación; el otro se apropia e interpreta del otro cuando se ha hecho de la punta del ovillo.

‘El hilo roto’: “Ese hilo de humanidad/ desgarrado/ el hilo de la realidad/las figuras que traza en la niebla/la hebra del último adiós/ el ritmo que desvanece/ las promesas empeñadas/ el hilván d esta quietud/ desheredada/la pesadilla prorrogada/ el hilo de los sentimientos/ la novela sinfín/ de luces y sombras/ que estamos escribiendo/ el hilo oscuro del engaño/ el hilo de tantas voces/ el carrete de los sueños/ la madeja de nuestro llanto/ el hilo rojo de la sensatez/ perdido/ todo está roto” (Pág. 3).

Mientras el “cordón de plata” no se rompa, atados por el destino estamos a los libros, ‘El hilo roto’ es uno de los buenos que hemos leído en los recientes tiempos.

EL DATO

El autor es experto en criminología y DD.HH. El libro es la cuarta entrega de cuentos cortos.

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