“Guitarra del mesón que hoy suenas jota,/mañana petenera/ según quien llega y tañe/ las empolvadas cuerdas”, escribió Antonio Machado, entrañable poeta español. Dedicó estas líneas al alma de la guitarra. Guitarra es calidez, familia, amigos, alegría, pasiones, penas. En este Quito indio, milenario y mestizo, de albacitos, pasillos y yaravíes, de farristas quiteños y de roqueros, el arte que corre por nuestra sangre está conectado, también, a su matriz hispánica y universal.

El ‘Ensamble de Guitarras de Quito’ presentará su concierto ‘Noches de Flamenco’ que, según su coordinador, Efraín Jaque, “no se ha hecho en ninguna parte del mundo”. Ocho guitarras funcionarán como una pequeña orquesta, acompañadas del grupo ‘Gallardo de la Fe’ y su cuadro flamenco bajo la dirección de Carlos Falconí. Mostrarán este 30 de noviembre, en el teatro Variedades, bulerías, alegrías, tientos y el Ziryab, recuerdo de Paco de Lucía.

El presidente Lenín Moreno, en el marco del Festival Internacional de las Artes Vivas, sostuvo que “el arte y la cultura son la mejor inversión social”. Sobre esta acertada afirmación, nos queda la interrogante de cuánto suenan y cuánta tinta y cámaras se llevan los nombres y fama de los políticos y otros personajes de farándula que juegan al estrellato, mientras que gente talentosa de todas las expresiones artísticas trabaja silenciosamente con modestos recursos para darnos un poco de su luminosa sensibilidad creativa en medio de la crisis.

Me pregunto también sobre las desigualdades que, lamentablemente, siguen existiendo en relación a los grandes presupuestos y promociones que se canalizan a unos artistas mientras otros tienen que doblar y repicar para producir y mostrar su creación. Las cuerdas del Ensamble han vibrado con Carlos Bonilla, Inti-Illimany, ‘El Barbero de Sevilla’, con ritmos ecuatorianos y latinoamericanos o con Pink Floyd.

El próximo año cumplirán 25 años y lo planean festejar con el concierto de Joaquín Rodrigo junto a la Sinfónica Nacional. Si Machado dijo que se hace camino al andar, las guitarras compañeras seguirán persistiendo en nuestros andares.

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