En el museo municipal etnográfico Cancebí se recrea la vida del manabita

CUADRO. El cholo pescador llega de su faena y la mujer ayuda a cargar la captura del día. (Foto: Archivo de La Hora)
CUADRO. El cholo pescador llega de su faena y la mujer ayuda a cargar la captura del día. (Foto: Archivo de La Hora)

Es el lugar donde se guarda la historia y la identidad de los campesinos y pescadores de esta provincia.

La imaginación y la habilidad manabita hizo que sus campesinos y montuvios crearan una diversidad de objetos para el trabajo en el campo, en la pesca y para ser usados en sus hogares, tomando como materia prima lo que encontraron en su entorno natural.

El machete, el garabato, la cuja, el bototo, el coso, la susunga… son algunos de los artículos de uso diario en Manabí de hace muchos años, junto con otros que llegaron de Europa como la calculadora, el reloj o la máquina de escribir. Estos se exhiben en el museo municipal etnográfico Cancebí de Manta (Manabí), lugar donde se guarda la historia y la identidad de los campesinos y pescadores de esta provincia.

La casa donde hoy funciona este sitio fue antes la vivienda y la empresa de exportación de cacao de don Ramón Virgilio Azúa, en 1918. Pasó por algunos propietarios y terminó convertido en el hotel Aragonés. Tras años de abandono, la municipalidad de Manta la recuperó y la transformó en el museo que hasta el momento ha recibido miles de visitantes.

Hombres creativos
En los cinco ambientes que tiene el museo se expone la habilidad de aquellos cholos, montuvios y pescadores que con sus propias manos construyeron los instrumentos que les ayudaron mucho en la casa, el campo y la pesca.

Las monturas de madera que eran colocadas en los caballos o burros, el machete y el garabato fueron artefactos inseparables del montuvio porque servían para cortar y apartar las ramas y la hierba mala cuando preparaba el terreno donde iba a sembrar. El garabato es un gancho de madera con el que halaban el monte para trozarlo con el machete.

La marimba, no el instrumento musical, es una especie de cantimplora en la cual llevaban agua para refrescarse. La construían con un tronco de caña guadúa y la tapaban con una tusa de choclo, la ataban con una piola que la cruzaban por el cuello y se dirigían a sus tareas en el monte.

EQUIPO. El machete y el garabato, instrumentos inseparables del montuvio en la agricultura. (Foto: @MANABITASOY)
EQUIPO. El machete y el garabato, instrumentos inseparables del montuvio en la agricultura. (Foto: @MANABITASOY)

En el hogar
En el museo, con imágenes construidas en tamaño real se recrea el trabajo en el campo, en la pesca y en el hogar. Hay una casa que replica a las que eran ocupadas por los manabitas, construida con caña guadúa y en su techo tenía hojas secas de la palma de tagua.

En su interior se observan los utensilios utilizados para conservar y preparar los alimentos. Está el fogón atizado por la leña, las ollas hechas en barro, las vasijas elaboradas con la parte dura de la calabaza como la llamada bototo, que tiene un agujero superior y era usada para transportar agua. El coso en cambio tiene un hueco a un costado y servía para guardar los huevos o algún otro alimento (este utensilio se lo colgaba en una de las paredes de la cocina). Las mitades de los mates eran usados como cucharas. La susunga era una cuchara con perforaciones que servía para cernir. (CM)

El relato de la historia
° El museo municipal etnográfico Cancebí de Manta está situado en el antiguo hotel Aragonés, un edificio construido en 1908 que fue uno de los primeros hoteles de la ciudad.

El nombre Cancebí representa geográficamente la franja central de la costa de Manabí, ocupado por el Señorío de Cancebí.

Estos territorios de Cancebí, según los primeros Cronistas de Indias que recorrieron la zona, estaban formados por lugares como Manta, Jocay, Montecristi, Jaramijó, Cerro de Hojas, Cerro Jaboncillo, Portoviejo, Jipijapa y Charapotó.