La violencia acecha a la mujer

En Ecuador, 6 de cada 10 mujeres han sido víctimas de algún tipo de ataque. Lo más condenable es que sus agresores son generalmente hombres de su entorno cercano: familiares, parejas o exparejas.

Sofía Zaragozín

La violencia contra las mujeres se define como cualquier acción o conducta basada en género que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico. Según la última encuesta de violencia de género del INEC, de 2011, 6 de cada 10 mujeres han experimentado alguna vez en su vida violencia de género.

La mayoría de sus victimarios son hombres de su entorno cercano, generalmente miembros de su familia, y principalmente parejas o exparejas. Esto centra nuestra atención en las familias, que, contrario al imaginario, reproducen relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres. Es en la familia donde se toleran o naturalizan distintos niveles de violencia contra las mujeres, inaceptables en cualquier circunstancia.

80%
de mujeres agredidas no presenta denuncia.El 80% de las mujeres que fueron violentadas no presentó denuncias. De los actos de violencia que fueron reportados en las instituciones del Estado apenas el 1% recibió condena y 2% en casos de violación. En este contexto, el Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador emprendió un proceso de mapeo del continuum de la violencia de género en el país, incluyendo las diferentes etapas a la hora de denunciar una la agresión.

Tomamos como referencia la encuesta de 2011 del INEC, las llamadas al 911, las denuncias recibidas por la Policía Judicial y la Fiscalía. En la imagen podemos apreciar el número de llamadas al 911 relacionadas con violencia intrafamiliar y sexual para cada provincia en términos relativos. Es decir, dividido entre el número de mujeres de la provincia en cuestión.

1%
de casos reportados recibió una sentencia.Podemos concluir que la posibilidad de denunciar no es igual de accesible para las mujeres en los diferentes territorios.

La distribución espacial de la violencia de género en Ecuador afirma no solo la inexistencia de mecanismos coordinados de recolección de información entre las instituciones oficiales, sino también la ausencia de políticas claras para el acceso a los datos generados sobre una lacerante realidad que tiene que tiene que cambiar.

Integrante del Colectivo
de Geografía Crítica