Enjuiciar y resistir

ORLANDO AMORES TERÁN

No es un pueblo «ahuevado», sigue aguerrido, pero se volvió cómodo, por tres razones:

1. La facilidad que le otorgan las redes, para protestar desde una butaca.

2. La indolencia social de la fuerza pública, que antes fue aliada en jornadas de reclamo popular, que posibilitaron triunfos inmediatos.

3. Las movilizaciones en Venezuela, que pese a ser multitudinarias; no lograron su propósito, porque carecen de apoyo militar. Hoy, el pueblo usa medios de lucha distintos, que generan conciencia respecto de la situación política a mediano plazo; constatando que hay mucho miserable, devenidos millonarios, que se dan lujos, despilfarrando recursos de ecuatorianos que aún no nacen. Por ello hay que reforzar la protesta en redes, con enjuiciamientos. Las organizaciones sociales, son las que deben judicializar el atraco, porque es tanta la ignominia, que se ha creado un hartazgo, al constatar tanto cinismo.

Gremios, colegios profesionales, partidos, cámaras, federaciones, asociaciones, deben convocar a asambleas generales que dispongan a sus dirigentes, enjuiciar específicamente a tal o cual corrupto, aprobando en actas, el texto de la denuncia, para que no existan represalias contra los dirigentes. Las actas deben estar aprobadas y ratificadas, antes de iniciar acciones, las denuncias han de incorporar legislación internacional y de derechos humanos, para luego recurrir a tribunales internacionales, por la inconfiabilidad en la justicia ecuatoriana. Ése es el camino.

Debemos entender que quienes ejercieron el poder en el pasado, eran demócratas o dictadores blandos, que pese a utilizar represión, tenían limitación ética, respetaban la opinión pública, evitaban el escándalo internacional.

Hoy, nos enfrentamos al matarife de Caracas y a sus seguidores en Ecuador, castro-narco-comunistas, lavados el cerebro, con la consigna de eliminar moral y físicamente a la oposición, luego de neutralizar a la fuerza pública y destruir la economía, para mantener al grueso de la población, ocupada en sobrevivir. Ante tanta ignominia, debemos organizar la resistencia.

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