Parálisis por análisis

RICARDO VERA CALDERÓN

En la actualidad la rapidez es una cualidad determinante en el éxito de los proyectos, y la lentitud es sinónimo de ineptitud, por lo que al que no madruga, Dios no lo ayuda. La efectividad de los resultados de la gestión, en cualquier campo, tiene su esencia en la velocidad para tomar, ejecutar, y retroalimentar las decisiones, puesto que las oportunidades se diluyen con el paso del tiempo, y la paciencia también.

La cosa pública no está exenta de estos vicios administrativos. Así pues, hemos visto como en esta semana el Presidente decretó el llamado a consulta popular, luego de que por casi 60 días la Corte Constitucional no se pronunciará con su dictamen previo sobre la constitucionalidad de las preguntas. El mandatario motivó su decisión en el artículo 105 de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales, donde se establece que si no se resolvía dentro del término de veinte días siguientes a haber iniciado el control previo, se entenderá que ha emitido dictamen favorable. Los madrugó.

Y los casos de tortuguismo abundan en todos lados. Vimos como los vecinos se nos llevaban la estación de peaje, sin que nuestra Prefectura tenga reacción inmediata, es normal el caminar lento de los reclamos en una empresa pública por consumos de servicios básicos mal facturados; es típico que una Institución bancaria se demore semanas para decirle que le niegan el crédito; ya no sorprende que el IESS le de turno para después de 4 meses, a pesar de estar muy enfermo.

Sufrir parálisis por análisis es un argumento de los incompetentes, y cada día vemos que esa debilidad se hace más común. La dinámica actual requiere gente con velocidad mental. Los otros, deben seguir analizando con calma, pero en su casa. O en la cárcel, que ahí hay tiempo de sobra.

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