Piezas sueltas

César Ullóa Tapia

Un rompecabezas no se arma solo, pero qué sucede cuando hay piezas sueltas y además otras no caben en los engranajes. Sencillo. Alguien metió mano al juego e impide que el cuadro se complete. Algo muy parecido sucede en nuestro Ecuador. El presidente Lenín Moreno juega a completar esta suerte de acertijo, promoviendo la idea de transición, sin embargo hay cosas que no se comprenden y, peor aún, se alejan del sentido común. Los ejemplos sobran, pues ninguna transición (con letras mayúsculas) mantiene a los sepultureros del país en altos niveles de jerarquía, siguiendo al pie de la letra el viejo adagio que dice que a los enemigos hay que tenerlos cerca. Al contrario, hay que encararlos y exigir que rindan cuentas sin ninguna contemplación del caso.

En este escenario, ahora resulta que los principales arquitectos de la revolución ciudadana se convirtieron en los acérrimos enemigos de Rafael Correa y olvidaron cuando santificaron y elevaron a niveles subliminales la Constitución de 2008. También olvidaron que mientras tenían el poder, Rafico era lo máximo, que todo era aceptable porque vivíamos en revolución. En estos días, en cambio, lo máximo es Lenín Moreno, aplauden el cambio de las reglas del juego, dicen que el país necesita volver a los principios de Montecristi como si el hiperpresidencialismo, las competencias limitadas de la Asamblea y el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social fuesen una maravilla. No hay coherencia en esta época de transición.

El intelectual venezolano Arturo Uslar Pietri convocó en 1989 a toda la población de su país, en plena implosión del bipartidismo, a la marcha de los pendejos, debido a la escala de corrupción y mojigatería de varios sectores. Parece que acá habrá que promover una iniciativa similar, pues los malos políticos creen que los ciudadanos somos unos pendejos. No logran comprender que la inteligencia cotidiana es superior a la mañosería política. El Presidente debe tomar decisiones por fuera del discurso atemperado y no hay mejor momento político que este. Si él quiere hacer cambios debe aplicar el bisturí del que tanto habló.

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