Moreno: sin ases bajo las Mangas

“Dueño de lo que calla, esclavo de lo que dice”, decía Freud. La frase le cae “de mangas” a Eduardo Mangas, exsecretario de la Presidencia y pareja de la Canciller. Su renuncia deja más dudas que certezas, tónica del gobierno de Lenín Moreno.

Cercano a Patiño, al inicio del correato, Mangas fue esencial para Lenín Moreno en Ginebra y obtuvo notoriedad cuando el presidente lo nombró en ese puesto clave. Un nicaragüense, cercano a la dupla Ortega-Murillo, que ejerce el “somozato” en ese país.

La filtración de sus declaraciones fue una bomba. Nadie en AP lo había dicho. Que no había partido político que apoye a Moreno, que los Alvarado decían que ganarían con 15 puntos de ventaja, que no ganaron las elecciones y RC insistió en que Glas sea el binomio, pese a las encuestas. ¿Si no ganaron, quién ganó?

Sinceramente, Mangas mencionó que el entorno de Correa sabía de la corrupción que denunciaban la comisión anticorrupción y el “tenebroso” Villavicencio. Que instaron a un diálogo nacional (escuchar sin ceder) y crearon una comisión anticorrupción ad hoc para distraer.

Que hay tres personas en Bruselas, con cargo diplomático, al servicio del expresidente (¿peculado?) que golpean al gobierno. Sospechoso que proclamen distancias con los diez años previos, si los equipos político, económico, de defensa, diplomático y de planificación del correísmo son continuistas.

Quienes apoyan la consulta popular -único camino para enterrar al correísmo y sus instituciones (como el quinto poder)- dudan, porque en seis meses no hay cambios: siguen la deuda, el déficit y una burocracia obesa. Personajes como Ochoa son peso muerto. La sentencia de 6 años a Glas es paliativa. Encima, $ 600 mil de AP desaparecieron o viajaron. A propósito, ¿qué hacia RC en Panamá?

En su corta gestión, Mangas tuvo injerencia en áreas estratégicas (petróleos, política exterior y seguridad -sigue Rommy Vallejo-), pero su poder a la sombra –como el de Mera y los Alvarado- no tuvo ese sustento (con privilegios de ministros) y protección de RC. El nicaragüense se fue, quedan sus palabras y comienzan las sospechas.

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