Bananero

AUTOR: Patricio Durán

Bananero. Parece un bolero de Daniel Santos, conocido como El Jefe o El Inquieto Anacobero. Pero en esta ocasión no vamos a escribir sobre su música sino sobre si Ecuador sigue siendo una república bananera en alguna medida, ya que quien pone el color y el folklore bananero en esta “década ganada” es el socialismo del siglo XXI, la revolución ciudadana, con su pompa y circunstancia, y sobre todo con la visita de “El Mashi”, y su avión privado alquilado por amigos, que nos visitó desde la lejana Bélgica.

Pues nada, o sea, que resulta que el presidente ecuatoriano más querido de todos los tiempos, el que “más obra ha hecho”, nos ha salido un tanto bananero, incluso publicó un libro titulado ‘Ecuador: de la Banana Republic a la No República’, que resultó un bodrio editorial, y ese tufo no se lo ha podido quitar pese al gran despliegue de recursos estatales para que circule.

Ya entrando en materia diremos que la expresión “república bananera” hace referencia a países monoproductores de banano, con instituciones gubernamentales débiles y corruptas, donde una o varias empresas extranjeras influyen en las decisiones nacionales, y que ante el primer atisbo de inestabilidad destituyen al presidente o este se declara dictador.

Es justo reconocer que la aplicación del término “república bananera a Ecuador” es incorrecto y liviano, ya que la actual crisis política -y toda la historia de corrupción- se está resolviendo dentro del marco de las instituciones, aunque no con la celeridad que quisiéramos. Pero, el que no deja de ser bananero es Rafael Correa, quien llega con el pelo cada vez más blanco y ralo, las gafas incendiadas de indignación al ver que ya no está la mesa servida que dejó. Como digo, coge, llega, agarra, va y dice ser la reserva moral de la patria y que con Jorge Glas son odiados porque son costeños.