Reflexión navideña

POR: RICARDO VERA CALDERÓN

En vísperas de la Navidad, debemos hacer una autocrítica sobre nuestra responsabilidad para que el buen vivir siga siendo aún una utopía.

Criticamos la corrupción, pero es común en el imaginario percibir que con un “cariñito” se podría: evitar la infracción de tránsito; evadir el permiso de construcción; ahorrarse tiempo en trámites; comprar conciencias y sonrisas; aparecer primero en las encuestas; y, más beneficios que normalmente serían difíciles de alcanzar.

Queremos que ya no nos gobiernen los mismos, pero no damos la oportunidad a que nuevas figuras, competentes e íntegras, presenten sus propuestas, sino que se prefiere “malo conocido” por el simple motivo de que parece simpático por entregar dádivas en fin de año, sin pensar que son caretas que tapan oscuros y tenebrosos instintos.

Pregonamos solidaridad, pero hacemos muy poquito para ayudar a los que no tienen que comer, a pesar que en estas épocas desperdiciamos alimentos y derrochamos en cosas innecesarias.

Exigimos ética, respeto, e integridad, pero la mentira es nuestro pan de cada día; no afiliamos a todo el personal al IESS; engañamos a nuestros clientes; no pagamos a tiempo lo que debemos; ofendemos al que no está presente; hacemos doble contabilidad; somos infieles así sea con el pensamiento; enviamos en el chat al “negro del WhatsApp” y a la “gritona” sin importar quien lo abra; no toleramos al que no piensa igual; nos beneficiamos primero de cualquier circunstancia; siempre creemos que somos los buenos.

Queremos reactivación económica, pero solo trabajamos ocho horas al día; bebemos cualquier día de la semana; tenemos miedo a emprender; nos endeudamos en bienes de consumo.

Difícil, pero creo que si se puede cambiar un poquito. Feliz Navidad.

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