No hay esperanza de cambio

Manuel Báez R.

La memoria social continúa viviendo, por nuestra extraordinaria habilidad para archivar y recuperar recuerdos como secreto del éxito evolutivo de nuestra especie. Por todo lo que pasamos en los últimos años y, hace pocos meses nos hallamos empeñados en otra transformación, pero no tenemos un lineamiento distinto al anterior de diez años, más parece que stamos marchando en el mismo terreno de Correa. Lastimosamente, no se vislumbra un nuevo modelo de gobierno, siguen las mismas estructuras de siempre, hasta con un alto porcentaje de los mismos funcionarios del Estado.

Esto nos hace pensar que debemos dar paso a un nuevo modelo de gobierno conforme esraba previsto desde el 24 de mayo pasado, pero de nuevo la memoria social quiere resucitar de entre los muertos. Más parece que lo que podemos pedir al computador que piense lo impensable como era lo anteriormente impensado, esto hace suponer que no habrán nuevas teorías o nuevas ideas, pues no trnrmos ni los medios adecuados para una comunicación entre humanos.

Cuando nos volvemos a mirar con una más amplia perspectiva, resulta claro que la tal revolución social fue la peor desgracia de nuestra historia, que en definitiva nos dejó una situación dramática en todos los ámbitos. El trabajo de reconstruir nueva estructura social y política no es nada fácil por la semejante deuda que tenemos que pagar, más aún la base social que durante diez años se creó un egoísmo donde el espíritu solidario perdió profundidad.

Resulta claro que la revolución nos dejó en el fondo de la desgracia.