Autenticidad

Ángel Polibio Chaves

Frente a la impostura que parece ser el signo de nuestros tiempos, he querido destacar la autenticidad de un hombre que ha llenado el espíritu de millones de personas en nuestros días: sus padres lo llamaron Jesús.

Pero El fue sobre todas las cosas un hombre auténtico. Fue auténtica la pobreza que rodeó a su nacimiento; fue auténtica la respuesta que dio a sus padres cuando se perdió en el templo y que sonó como algo descomedida, al igual que aquella de la que se da razón en el episodio de las bodas de Canaán.

Siempre me fascinó aquel pasaje que da razón de lo que ocurrió con aquella mujer adúltera que estaba a punto de perder la vida en manos de quienes criticaban su conducta; narra el evangelio que se encontraba como ausente, escribiendo algo en el suelo luego de retar a los acusadores para que aquel que estuviere libre de culpa lanzara la primera piedra y cuando todos se habían ido, con la mayor naturalidad, casi con sorpresa dijo: ¿Dónde están los que te acusaban?; y con esa magnanimidad auténtica agregó : Yo tampoco tengo nada que reclamarte, vete en paz…

Fue auténtica su cólera cuando encontró que los mercaderes habían tomado posesión del templo que según lo dijo era la casa de Su Padre, como auténtico fue el temor que lo agobió en el huerto la víspera de su muerte, cuando percibió el doloroso destino que debía enfrentar.

Sería conveniente que junto a los bellos mensajes que han circulado profusamente en el mundo, se destaque una virtud extraordinaria de ese personaje que motiva todas estas hermosas celebraciones : su AUTENTICIDAD, pues por desgracia parece que los hombres no valoramos el sentido de “SER más que PARECER”, y caminamos actuando en un mundo de escenarios de apariencia y de impostura…