Cómo pasa el tiempo bienvenido 2018

Escuchamos con frecuencia que los días, meses y años actualmente pasan más rápido que en el pasado, parece que fue ayer la bienvenida al 2017 y ya nos aprestamos a recibir al 2018, ¿será verdad que ahora el tiempo pasa más rápido que antes? Se han ensayado intrincadas explicaciones cósmicas y planetarias al respecto. Creo que el tiempo y el espacio siguen siendo los mismos que antes, pero sus mecanismos y unidades para medirlos se han hecho más precisos; no es el tiempo el que está pasando más rápido, somos nosotros los que estamos viviendo más aprisa y sentimos que el tiempo no nos alcanza, que se nos va como agua entre los dedos. Esa sensación es más perceptible al finalizar un ciclo: una semana, un mes, un año, tal vez un siglo, no hace mucho cambiamos de milenio desatando una ola de malos augurios que finalmente no sucedieron.

Antes para comunicarnos lo más rápido era una oficina de telégrafo en cada población, luego avanzamos a un teléfono por hogar, la infinita creatividad humana pronto volvió reliquias las invenciones de Samuel Morse y Graham Bell; hoy cada individuo lleva consigo un dispositivo de comunicación, que no se limita sólo a teléfono, tiene internet y las más variadas aplicaciones, paradójicamente eso no volvió nuestra vida más sosegada, sino que incrementó el vértigo en que vivimos, y sentimos que “el tiempo pasa más rápido” pero no, este pasa hoy a la misma velocidad que hace cinco mil años, lo que cambió es nuestra percepción.

La rueda del tiempo pasa imparable por encima de aquellos ilusos que se creyeron eternos e irreemplazables, la experiencia les enseñó a garrotazos, lo que por necios no entendieron, lección que la historia les dio a los césares romanos, a la realeza europea, al trastornado Hitler, a Chávez y su revolución para 900 años, a la autodenominada revolución ciudadana y su Constitución para 300 años, que no llegó a tres y la modificaron, al “iluminado” y su obsesión por reelegirse indefinidamente.

Al mitómano nadie le quitó nada, no fue Lenín Moreno quien lo desterró a un costado de la historia, es la finitud terrenal que se va cumpliendo, el mismo cansinamente repetía “prohibido olvidar… el pasado nunca más”, eso lo autosepultó junto a sus adoradores, ahora el pasado son ellos y nadie olvida la década robada. Saludemos un futuro de diálogo, consensos, respeto y tolerancia. Dios ilumine a nuestro Presidente y bendiga al Ecuador en 2018. ¡Feliz año!

mailto:[email protected]