2018, bono irresponsable

Por: Orlando Amores Terán

El Estado se conformó para impartir justicia, procurar educación, salud pública, orden interno y protección externa. No necesitamos que nos administren nuestras vidas, ni nos den dádivas, bonos, que transforman en parásitos de la sociedad a sus beneficiarios. Al Estado le corresponde estimular la inversión, la generación de empleo; no debe propiciar vagancia, pedigüeñismo, porque esteriliza toda iniciativa de emprendimiento; salvo que desee convertir al conformismo y a la miseria, a la gran masa, para tenerla doblegada, como el castro-comunismo lo hizo con el pueblo cubano. Si deseamos superar la actual situación, el mandatario debe proporcionalmente rebajar la carga tributaria, en relación al ingreso fiscal; zonificar por nichos ecológicos la producción del país; distribuir créditos para la producción agropecuaria; abrir mercados; negociar embarques de productos, a través de Cancillería; institución que debería dedicarse a buscar mercados para los productos de Ecuador, en lugar de avergonzarnos defendiendo el castro-narco-comunismo, en foros internacionales. Por tanto, los bonos son irresponsables, inherentes al castro-narco-comunismo, que no estimula la inversión e iniciativa privada, para hacerle al pueblo, dependiente del Estado y de ese modo controlarlo: “si no obedecen, no comen”. Por esa vía destructiva lo transforman, primero en parásitos, luego en defensores del régimen infame, que en lugar de proporcionarles instrumentos para desarrollar sus vidas y empresas, les otorga una miserable cartilla de racionamiento.

La propaganda considera que es inherente al capitalismo la explotación de los recursos, la deforestación, la barbarie, pero esconden a propósito que los países comunistas son los que más explotan sus recursos, sin ningún control, porque no hay prensa libre, todo está centralizado. Suficiente con recordar que Stalin, mató de hambre a más rusos, que las dos guerras mundiales juntas. Con tanto cinismo, nos corresponde estar atentos, porque nos plantean «combatir» la corrupción, con los mismos que destruyeron el Ecuador del 2007 al 2017 y lo seguirán haciendo, si lo permitimos, el 2018.

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