Las montañas

Por: LUIS REINOSO GARZON

Según los Organismos Internacionales, casi mil millones de personas viven en zonas montañosas, y más de la mitad de la población humana depende de las montañas para abastecerse de agua, alimentos y energía limpia. Sin embargo, las montañas están amenazadas por el cambio climático, la degradación de las tierras, la sobreexplotación y los desastres naturales, con consecuencias devastadoras, tanto para las comunidades de montaña como para el resto del mundo.

Los efectos inducidos por el clima, combinados con la marginación política y social, aumentan la vulnerabilidad de los pueblos de las montañas, frente a la escasez de alimentos y la pobreza extrema; en suma sufren inseguridad alimentaria y, a medida que crece la vulnerabilidad, la migración aumenta tanto hacia el extranjero como hacia los centros urbanos y quienes permanecen generalmente son las mujeres que se quedan al cuidado de los cultivos y los animales.

La migración desde las zonas de montaña también da lugar a una pérdida inestimable del cuidado de los ecosistemas y la preservación de la diversidad cultural y las prácticas agro- biológicas, que para superar estos procesos las inversiones y las políticas de apoyo pueden aliviar las duras condiciones de vida de las comunidades de montaña y aliviar las tendencias migratorias.

Las montañas son los primeros indicadores del cambio climático y a medida que el clima global continúa calentándose, la gente de las montañas, entre los más pobres del mundo, se enfrenta a luchas aún mayores para sobrevivir. El aumento de temperaturas produce el derretimiento sin precedentes de los glaciares, afectando los suministros de agua dulce para millones de personas. Pero algunas comunidades que viven en las montañas han dado muestras de poseer una riqueza de conocimientos y estrategias acumuladas a lo largo de generaciones, sobre la capacidad para adaptarse positivamente a situaciones adversas.