Una vergüenza menos

SHAKESPEARE ABARCA CORDOVA

Con una descortés renuncia dirigida al Presidente y como señaló la actual Canciller, llena de frases típicas de copia y pega, hace pocos días dejó su cargo como representante ante la ONU Guillaume Long, uno de los más fanáticos correístas, aquel que cuando fungió como evaluador de las universidades ecuatorianas, dijo haber encontrado universidades en garajes, una exageración imposible de creer por su falta de lógica y me preguntó: ¿quién pagaría una colegiatura para recibir clases en un garaje? de hecho jamás vimos las tales universidades de garaje citadas por Long, pero fue una hipérbole muy a propósito para ahondar aún más el ya latente desprestigio de la educación superior, sin duda era una consigna, pues, Long aparecía después en las rimbombantes inauguraciones de esos onerosos fiascos como Yachay e Ikiam, símbolos de despilfarro, corrupción e ineficiencia.

¿Por qué se hicieron tan ingentes gastos pudiendo potenciar a nuestras emblemáticas U ya existentes? Por ejemplo en Ingenierías y Tecnologías a la Politécnica Nacional y la Espol; en carreras humanísticas y liberales a la gloriosa U. Central del Ecuador y a la Estatal de Guayaquil, o a la U de Cuenca, por citar ejemplos de centros de educación superior relevantes por su historia, su bien ganado prestigio y su alta densidad estudiantil; pero obviamente eso no encajaba con la visión del “iluminado”, de que todo lo anterior a su llegada no servía, que eran ellos quienes estaban refundando la Patria; eso no fue todo, luego de la cacería de la evaluación y posterior encasillamiento, entraron en juego las célebres comisiones interventoras, algunas de las cuales han hecho más mal que bien, otras tras su fracaso han desertado, como sucedió en la U de Loja.

La vergüenza referida no es precisamente lo citado, sino el hecho de que Correa a este individuo lo designó Canciller del Ecuador, un francés, con nacionalidad inglesa y luego naturalizado ecuatoriano, un acto realmente insultante, echando a la basura la destacada trayectoria de los diplomáticos ecuatorianos de raigambre: Galo Plaza, fue Secretario General de la OEA; José Ayala, fue Alto Comisionado de la ONU; recordamos a Diego Cordovez, Alfonso Barrera, etc. La trillada frase “los ecuatorianos nacemos donde quiera” repetida por Long suena vacía y hueca.

No es igual un futbolista nacionalizado, que el Jefe de la Diplomacia, que el abanderado del sentimiento de ecuatorianidad ante el mundo sea un extranjero; para tal cargo ser ecuatoriano debe ser un requisito sine qua non, el señor Long estaba sobrando en la Diplomacia ecuatoriana, irse fue lo mejor que pudo hacer.

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