Deplorable imagen diplomática

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¿Qué sucede en la Diplomacia ecuatoriana, será que el fantasma de Correa sigue influyendo en ese ámbito? Citemos, por ejemplo, el caso del hacker Julian Assange, hoy con cédula y nacionalidad ecuatoriana, ¿qué méritos posee este señor para que lo aceptemos como compatriota nuestro?

Cinco años viviendo como vago a nuestras costillas en la Embajada, claro, esa estadía le daba derecho a obtener cédula ecuatoriana, pero luego se lo nacionalizó y la Cancillería hasta solicitó a Inglaterra status diplomático para el arrimado más costoso que ha tenido el país. Lo bueno fue que le negaron el status; de esto los ecuatorianos nunca nos enteramos por vía oficial, sino por las redes sociales y por la prensa “corrupta” como dirían los ovejunos, la Canciller ecuatoriana manifestó que no perdería tiempo aclarando rumores, pero todo era verdad, finalmente lo aceptó, lo sabía desde el 12 de diciembre del año pasado, como siempre el pueblo fue el último en enterarse.

Sucede igual con Richard Espinoza, al que premian designándolo embajador en Italia, tal vez en “honor” a que la Contraloría General del Estado lo destituyó por sus malos manejos como presidente del Consejo Directivo del IESS y el perjuicio a los fondos para jubilaciones, aquel que al inaugurar un hospital al sur de Quito, en su grandilocuente, fatua y jactanciosa alocución daba a pensar que tal obra la hizo con dinero de su bolsillo y no como en realidad es, con dinero fruto del sacrificado esfuerzo de los afiliados. Cómo reaccionaría el gobierno italiano de saber que Espinoza es un exfuncionario sancionado con destitución, por el máximo organismo de control en su propio país y que pensarán de nosotros, que tal vez era lo mejorcito que teníamos, que no había más a quien enviarles.

Hay voces que han reaccionado ante la irrespetuosa y grosera carta de renuncia como Embajador ante la ONU de G. Long; lo ha manifestado categóricamente el excandidato presidencial y excanciller Patricio Suquilanda: “la falta de respeto de Long hacia el presidente Moreno, era suficiente motivo para haberle retirado la nacionalidad ecuatoriana…”. Creemos correcto aplicar tal medida a este desubicado y malagradecido extranjero, al que le importó un comino que se estaba dirigiendo al Jefe de Estado del país que lo acogió.

Pero para profundizar nuestro asombro ahora se suma la citada naturalización de Assange, quien, además de hacker, es requerido por la justicia internacional como abusador sexual, mientras en el país F. Villavicencio acusado de hackeo lleva un brazalete de restricción y hablamos de cero tolerancia para los abusos sexuales.

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