Redacción TULCÁN
“No estamos haciendo turismo, sino huyendo de Venezuela”. Eso dijo el lunes uno de los más de quinientos venezolanos que pugnaban por legalizar su entrada a Tulcán, en las dependencias de Migración, en el Puente Internacional de Rumichaca.
En medio de una pertinaz llovizna y un intenso frío, Jairo López, oriundo de Maracaibo, contó la odisea que ha vivido para intentar llegar a Lima-Perú. Vendió un terreno y parte de una casa para reunir 1.000 dólares. Asegura con nostalgia que tomó esta dura decisión hace dos meses ante la precaria situación en la que viven en su país.
Los extranjeros, con gigantes equipajes y protegidos con cobijas y sábanas cercaban ese día el Centro Nacional de Fronteras. Mientras, había quienes estaban a pocos metros, sentados en el piso.
Una vez en Tulcán van hasta la Terminal Terrestre, en el sur de la ciudad, donde desde hace tres meses resulta difícil abordar una unidad.
Los foráneos se han convertido en presa de los conductores de los buses interprovinciales, quienes, aprovechándose de la condición en que llegan, les cobran hasta el doble del valor de los tiquetes.
EL DATO
Tras llegar a Ecuador, la mayoría emprende viaja hacia Perú y Chile. Los destinos preferidos son Guayaquil y Huaquillas, desde donde se trasladan a Perú. Carlos Vela, administrador de la terminal, explica que salen entre 1.000 y 1.200 viajeros diariamente.
En Migración, al ser consultados sobre el numero diario estimado de venezolanos que llegan, dicen que no están autorizados para ofrecer información, pero sostienen que el número promedio es de 3.000.
Giovanni Ascuntar, de Migración Colombia, sostuvo que en 2017 habían hecho tránsito por Rumichaca aproximadamente 95.000 venezolanos, número que se duplicó en diciembre, donde hubo los mayores índices de viajantes. (CMRV)