En la ‘zona de guerra’ hay niños. Caminan asombrados e indiferentes entre los escombros de las 105 casas afectadas por la onda expansiva generada por la detonación de un carro cargado de explosivos. Nadie murió. Lo que sí reportan las autoridades de salud del cantón San Lorenzo son 28 heridos, incluidos un bebé de 6 meses y cuatro policías.
La mayoría tiene pedazos de vidrios y politraumatismos. “Se activaron dos equipos de salud mental para tratar de controlar las crisis emocional”, dice Xavier Gómez Obando, el director de Salud del esmeraldeño cantón fronterizo con Colombia.
Mientras eso ocurre, equipos élites de la Policía Nacional recogen escombros de los exteriores del Comando, infraestructura que fue el blanco del ataque que dejó daños en el 95% de los bloques que eran usados por los policías para dormir, comer y atender a los ciudadanos.
La explosión de un coche bomba registrada la madrugada de ayer en San Lorenzo, ameritó que las autoridades de todas las funciones del Estado se reunieran en la sede del 911 en Quito para dar una respuesta.
Por la tarde, el ministro del Interior, César Navas, encabezó una rueda de prensa en la que informó sobre la decisión del Gobierno de declarar en Estado de Excepción a ese sitio y también al cantón vecino Eloy Alfaro por 60 días.
Si bien indicó que eso implica la suspensión de algunos derechos, como la inviolabilidad de domicilio, de correspondencia, la libertad de tránsito y la de asociación y reunión, aseveró que la consulta popular prevista para el 4 de febrero no se pospondrá.
El fiscal general, Carlos Baca Mancheno, dejó en claro que lo que vivió ayer Ecuador “fue un acto de terrorismo al cual el Estado responderá como corresponde” y anunció que se han coordinado acciones con autoridades de Colombia como parte de las investigaciones.
En el Código Penal, refirió, se define como terrorismo a “la destrucción de bienes muebles o inmuebles públicos o privados” y al “uso de explosivos o artefactos que causen gran devastación en perjuicio o con el propósito de atentar contra la vida o contra el patrimonio de las personas”.
Las autoridades presumen que el móvil del atentado es una represalia a las acciones en contra de las actividades delictivas y el narcotráfico en esa zona fronteriza. Navas detalló que en días pasados siete personas fueron detenidas porque estarían vinculadas a una organización delictiva.
En redes sociales, durante todo el día, hubo expresiones de repudio a la acción terrorista. “Es una pena que los criminales realicen atentados poniendo en riesgo la vida de gente inocente”, tuiteó Marisol Monroe. “Cuidado nos volvemos otra Colombia con esos coche bomba”, agregó Marco Ciguence.
Y las respuestas vinieron del más alto nivel: “Estos actos no detendrán ni debilitarán los esfuerzos por tener una país más seguro”, escribió el presidente, Lenín Moreno, en su cuenta de Twitter.
A San Lorenzo llegó ayer el ministro Navas y, con voz firme, les dijo a los uniformados que esta ‘guerra’ contra el narcotráfico continuará. “No nos van a amedrentar. Seguiremos combatiendo el crimen organizado. Los hemos golpeado en las últimas semanas”
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Reconoció que el ataque sí fue terrorista, pero “no de una célula terrorista, sino una organización delictiva transnacional del narcotráfico”. Pero dijo algo más: que hay amenazas a gente de la Fiscalía y de la Policía por las detenciones y decomisos de drogas, que ya han abierto investigaciones.
Sobre la zona afectada no solo sobrevolaron dos aviones súper tucano, sino que entre la población había decenas de agentes de Inteligencia, quienes, pese a su trabajo, no lograron advertir y prevenir el ataque perpetrado a las 01:40 de ayer.
Cuatro horas después, en el barrio San José de Barranquilla-Colombia, también se reportó un atentado similar, donde cuatro policías perdieron la vida. En noviembre del año anterior, en San Lorenzo, miembros del Grupo Especial Móvil Antinarcóticos (GEMA) fueron embocados por supuestos narcos en la vía la Cadena-Puerto Rico.
Mientras las autoridades piensan cómo evitar otros atentados, en los alrededores del Comando, las familias que escucharon la detonación, a la que compararon con el remezón de un terremoto, concitan su interés en saber cuándo volverán a tener sus casas.
“Fue algo horrible. Al levantarnos de la cama, observamos que las ventanas estaban rotas, algunas paredes caídas. Además se fue la energía”, narra Nubia Cortez, moradora del sector.
La onda expansiva del carro bomba se sintió en los barrios aledaños: 12 de Octubre, 9 de Octubre, San José, Las Delicias y Nueva Esperanza. En la zona de tragedia se evidenciaron algunos carros destruidos, incluido el usado para atentar, del cual salió expedido su motor a unos 40 metros del punto de la detonación. (MGQ/RVD)
Las autoridades se van, el temor queda entre la población
° Justo cuando algunas autoridades dejaron la zona, empezaron las preguntas de los damnificados: ¿Dónde vamos a dormir? ¿Hasta cuándo estaremos en los albergues? ¿Nos darán otra casa? ¿Explotará otra bomba?
Nadie les daba respuesta. Nadie. Por momentos, uno que otro funcionario de la Secretaría de Gestión de Riesgos se les acercaba para hacer lo mismo que otros ya hicieron en la mañana. Preguntarles ¿cuántos viven en cada casa?, ¿cuántos adultos, cuántos niños…? Luego un gracias y siguen con otra familia. Mientras, la noche empezaba a recordarles que no había luz.
Las camas, los escombros y las fotos familiares se perdían entre la oscuridad. Lo único que generó luz y ruido fue la retroexcavadora que a las 17:48 empezó a socavar el lugar de la explosión.
CIFRAS
600 uniformados, entre policías y militares, se desplazaron a la zona para reforzar la seguridad ciudadana.
105 casas resultaron con algún nivel de afectación.
28 heridos se registraron tras el hecho.
