Pensar siete veces siete

La filósofa Marina Garcés habla de cómo la actualidad, el desarrollo y el imperio de la tecnología nos están pasando factura. Parece ser un síntoma generalizado que el futuro ya no puede ser mejor, o aquel miedo a arriesgarnos y sobre todo a sublevarnos no pasa de la simple idea de “emprender” algo.

Las esperanzas que teníamos en la masificación de la información gracias a Internet, Twitter o You Tube nos han dejado muy mal parados. Nos estamos llenando de “analfabetas ilustrados” que a un clic de distancia pueden tener toda la información que desean, pero no logran entenderla. Obtenemos noticias todo el tiempo, pero no sentimos que nos afecten, no nos hacen ni mella, y como consecuencia no sentimos la necesidad de hacer algo.

A Ecuador le pasa algo más preocupante y mucho más penoso. ¿Tenemos un acceso real a la información? En teoría sí, pero fíjense que cuando el Presidente tiene la oportunidad de explicarse y dar respuestas concretas como en su entrevista de la semana pasada lo que tenemos es una clase magistral de como evadir cualquier ataque. He ahí su forma de lavarse las manos con los errores imperdonables que se dan en política internacional (Caso Paisano Asange). Y más grave aún, en nuestra era de la información las preguntas, anexos y los sesudos análisis de los expertos se pueden conseguir fácilmente pero el ecuatoriano promedio no se molesta en sentarse y leer. Son 18 anexos, que versan sobre temas totalmente dispares y que tienen un efecto directo en nuestro futuro; pero parece importarnos más bien poco. Hemos reducido la discusión a un rin personal Correa-Moreno sin llegar a pensar en las cosas de fondo. El presidente ha usado esta característica para limpiar su imagen con ciertas preguntas de corte populista y timador. Parece de más decirlo, pero es lo cierto: Si vota moléstese en enterarse qué vota.