David Tovar (Universidad Nacional de Colombia)
La Tierra tiene un clima bastante peculiar si lo comparamos con el de otros planetas del sistema solar. Temperaturas cálidas en los trópicos y más frías hacia los polos, que, sumadas al efecto escudo que provee la presencia de un campo geomagnético que nos protege de dañinas radiaciones provenientes del espacio exterior y la distancia a la que nuestro planeta se encuentra del Sol, en lo que los científicos planetarios llaman zona de habitabilidad, hacen de nuestro planeta un lugar idóneo para la vida tal y como la conocemos.
Pero ¿cómo es el clima en planetas como Marte y Venus? ¿Qué tan diferentes son los unos de los otros? Pues, bien, para responder a esta y otras preguntas relacionadas con el clima es necesario contextualizar estos cuerpos en el sistema solar.
Marte se encuentra más alejado del Sol que la Tierra; además, es un 11% más pequeño. La temperatura varía cada año marciano, como es de esperarse en un planeta con atmósfera. A diferencia de la Tierra, Marte no tiene océanos, por lo que el cambio en la circulación de los vientos bajo la delgada atmósfera de CO2 marciana es mucho más abrupto. Sin embargo, mediciones hechas por las misiones Mars Observer y Mars Global Surveyor mostraron que el clima en Marte tiende a ser más repetible y, por lo tanto, más predecible que en la Tierra.
De otro lado, Venus, cuya distancia al Sol es menor que la de nuestro planeta, y su densa atmósfera (92 veces la de la Tierra) hacen que el denominado planeta gemelo tenga un clima mucho más hostil, convirtiéndolo en un verdadero infierno. La gran concentración de CO2, sumada a la presencia de ácido sulfúrico y sulfuroso, produce en la atmósfera venusina lluvias corrosivas y un gradiente de temperatura muy brusco, que va de unos pocos grados Celsius en las capas superiores de la atmósfera hasta los 462 °C en la superficie.
Al igual que la presión atmosférica y la temperatura en las diferentes capas de la atmósfera, los vientos en Venus también son extremos, alcanzando velocidades de hasta 360 km/h en las capas más altas.
Cada vez que levanten la mirada y vean estos dos planetas en el firmamento, recuerden lo diferentes que son del nuestro y lo privilegiados que somos al vivir en este punto azul pálido.