Reformar la Ley de Comunicación

Luego del triunfo en la consulta popular del pasado 4 de febrero, es necesario repensar en los demás pasos para afianzar una democracia plural y un Estado de Derecho. En ese sentido, voltear la mirada hacia la Ley Orgánica de Comunicación (LOC) es primordial, una norma incompatible no solo con el momento político, sino con los principios de pluralismo y libertad sobre los que debe fundarse todo sistema democrático.

En ese sentido, más que hablar de una reforma a la Ley es preciso avanzar hacia su reemplazo por una Ley de Protección a la Libertad de Expresión. Uno de los problemas de la actual legislación, es que rompe el principio de exclusividad legal al incorporar oportunistamente y sin sentido técnico un sinnúmero de temas que van desde regular la deontología periodística, normar la repartición de frecuencias del espectro radioeléctrico y otorgar espacios a los artistas, todo eso bajo el antidemocrático concepto de la comunicación como servicio público.

Es necesario que una nueva Ley elimine el mecanismo sancionatorio y de censura impuesto por la actual: una Superintendencia de Información y Comunicación que de forma discrecional se dedicó a sancionar a los medios privados que fueron críticos y cuestionaron al régimen anterior, como era su deber investigativo y periodístico.

El juicio político a Carlos Ochoa desnuda el proceder ilegítimo de un ente de control que sin motivación sancionó a medios no solo por sus publicaciones, sino por lo no publicado o publicaciones de terceros. Toda democracia debe garantizar la libertad de expresión de los periodistas y el derecho de la sociedad a recibir información. Es urgente derogar la Ley que no cumple con ese compromiso democrático.


La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza.” Napoleón Bonaparte (1769-1821) Militar y emperador francés. ¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia”. Epicuro de Samos (341 AC-270 AC) Filósofo griego.