Migraciones

Eduardo Naranjo Cruz

Conocemos de nuestros ancestros que desde hace 60 mil años se movieron en busca de sobrevivencia, explorando territorios y latitudes desconocidos. Todos los países hoy conocidos son fruto de olas de migrantes que llegaron del sur y se afincaron en mejores lugares para su existencia, hoy somos testigos de lo mismo, sin embargo, hay reacciones contrarias de los residentes hacia los que llegan, pero las que afronta Europa y Estados Unidos parecen tener mayor complejidad. Da la impresión de que emerge nuevamente la creencia del ‘espacio vital’, teoría iniciada por Ratzel y que en Alemania llevó a los nazis al poder.

Entre los varios problemas que afronta la sociedad actual, el rechazo a las migraciones es otro tema crítico, acentuado por creencias de discriminación: étnica, religiosa o cultural, que afectan y rechazan a pueblos enteros que dejan sus lugares para salvarse del genocidio.

El drama espantoso que se da en los campamentos de refugiados del Medio Oriente, África y el sur de Asia muestra una realidad que sobrepasa todo aquello que se pregona sobre la bondad ‘inherente’ al humano y deja en claro que somos la especie dominante pero la más brutal.

Está claro que, como en toda especie, hay seres mejores que otros, también en los humanos hay quienes protegen a las otras especies y el medio de sobrevivencia del planeta, pero lamentablemente son una minoría, todos los demás están entregados al egoísmo irrenunciable por el cual creen que alcanzarán la gloria, pero ¿es así?, porque al final del camino quizá seamos una sociedad decadente y corrupta que terminará en el caos donde cualquier intento de redención será tardío. Venezuela acogió ecuatorianos en su momento, ahora nos toca ser recíprocos. El trabajo es para quien lo quiere hacer.

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