El Instituto Metropolitano de Patrimonio restauró el inmueble y devuelve a la urbe un referente del art decó de los 30.
El Colegio de Abogados de Pichincha está de fiesta. No solo porque mañana se celebra el día de este profesional, sino porque hoy se entrega la restauración del inmueble, efectuada por el Instituto Metropolitano de Patrimonio. La Casa del Abogado luce ahora luminosa y renovada en la esquina de Vicente Piedrahita y 6 de Diciembre.
Esta, como ha ocurrido con buena parte de edificaciones referenciales de la urbe, ha pasado por momentos de brillo y también por resbalones hacia la tugurización. Antes de acoger a los abogados, este ícono del art decó fue la residencia del exalcalde Alfonso Pérez Pallares y luego sede del Banco Caja de Crédito Agrícola.
Quito es una ciudad de eternos movimientos. Y con el centenario de la batalla de Pichincha, las familias adineradas empezaron a abandonar el Centro y se dirigieron al extremo norte de La Alameda y a las nacientes ciudadelas Mariscal Sucre y La Floresta. El excalde Pérez Pallares optó por ser vecino del parquecito de la laguna y el Observatorio.
Un hito en la capital
Arquitectónicamente, y en una marea de lenguajes historicistas propios de inicios del siglo XX, la ‘Carita de Dios’ también migraba de los intentos por el art nouveau hacia la curiosidad por el art decó. Así, con un diseño de Leonardo Arcos Córdova, la residencia de Alfonso Pérez Pallares abrió sus puertas en 1934 y marcó un hito en la urbe.
“Fue una casa construida con mucho esmero”, dice Ramiro García, presidente del Colegio de Abogados de Pichincha. Partes del inmueble fueron traídas de Europa en barco, como el domo. Pero las posteriores refacciones realizadas por los bancos que utilizaron el inmueble tergiversaron el estilo original y le empaquetaron en la funcionalidad de una oficina, en que el aprovechamiento de los espacios se imponían a la importancia de conservar el estilo”.
De hecho, el domo que baña de luz todo el patio interior es una joya que, en los días de su inquilino bancario pasó al olvido, entre otras cosas porque en el segundo nivel se colocó un techo falso y en el patio una serie de divisiones. Y los abogados lo que más necesitan es claridad, “pues siempre nos acusan de oscurecer las cosas”, dice García en tono de broma.
Museo de la Memoria
Social de Ecuador
La entrega del inmueble también es motivo para adecuar un espacio permanente para el Centro de Arte, Cultura y Memoria. Desde hoy, a las 17:00, y hasta el 13 de abril, el visitante podrá encontrar una serie pictórica de Miguel Betancourt, Jaime Calderón, Jorge Porras, Paúl Calderón, entre otros. Después, el Colegio de Abogados de Pichincha, desde lo físico, y Diario La Hora, desde lo virtual, levantarán el Museo de la Memoria Social de Ecuador. “La memoria histórica de los DD.HH. en el país es una memoria dolorosa, pero necesaria -dice García-, construida con base en sangre y muerte”.
De esta manera, el Colegio amplía su vínculo con la comunidad al ofrecer no solo cursos y capacitaciones, una biblioteca o un centro de mediación. Ahora también es un escenario para combatir la amnesia nacional. (IFP)
Una residencia con jardines
Rolando Moya y Evelia Peralta, en su ‘Guía arquitectónica de Quito’, presentada por Trama Ediciones, recuerdan que la de Alfonso Pérez Pallares era “una casa de carácter compacto rodeada de jardines, con una volumetría clara, asimétrica, con delgada loza de voladizo, en la que los elementos de remate y detalles acusan un lenguaje racionalista, sin ornamentos”. Los autores, asimismo, destacan la entrada del inmueble a partir de un cuerpo semicircular elevado y saliente, apoyado sobre esbeltas columnas cilíndricas.