San Gabriel y la herencia cultural

POR: Germánico Solis

Hace días San Gabriel, capital del cantón Montúfar de la provincia del Carchi, vivió con los ofrecimientos que celebran ‘Los Inocentes’. En este patrimonial suelo ya son varios años que la comunidad se reúne para revivir en un particular espectáculo, las expresiones heredadas de sus antepasados, reeditarlas y transmitirlas a las nuevas generaciones.

Esta práctica convoca a actores nativos e hijos ausentes, a una cantidad de visitantes y vecinos de las comunidades pertenecientes al cantón y que hallan en este acontecimiento el espacio ideal para la recreación, la práctica de los ingenios y, sobre todo, el arraigo de la sociedad montufareña.

No existen datos del inicio de esta celebración, pero se sostiene con humor, que algunos vecinos – y se les enumera con curiosos apodos – decidieron realizar el primer ‘Borregodromo bailable’, para tomando algunas copitas hacer compañía al Prócer Carlos Montúfar. Buscaron el talento y las tijeras de Don Germán Arteaga, la chispa de ‘Don Perol’ para que remienden los trajes de los guambras que iban a bailar. No podía faltar la orquesta de los Hnos. Tana y la Banda del Pablo Muñoz.

Hay personajes perennes en la memoria sangabrieleña: ‘doña Chapica’ y ‘don Bolondrón’, ‘La Pastora’, vecina que bailaba hasta cuando los músicos descansaban. Hay recuerdos de ‘Los Cueteros’, se nombran profesores, familias tradicionales, actores como ‘El Pochoso’, ‘La Melcochera’, ‘El Guapito’, ‘La Puendita Miche’, ‘El Arsecio’, ‘Don Pequín’, ‘El Mudito de Palos’, ‘Los Pintucos’, ‘El Oswaldo y el Grimaldo’, representes del comercio informal, la gastronomía y los oficios. No quedan fuera los aristócratas y la hermosura de las mujeres.

Los montufareños mantienen un espíritu minguero y especial amor por el suelo. Declarada San Gabriel como Patrimonio Nacional por la Unesco, busca ahora que el Estado ecuatoriano reconozca los festejos de inocentes como Patrimonio Inmaterial. La aspiración está avalada por un conjunto de bienes y prácticas sociales creadas, mantenidas y transmitidas a las nuevas generaciones. El propósito es salvaguardar la integración y la herencia que serán en el devenir un valor social y económico que fortalezca al Estado.