Recorridos nocturnos de Parkour: otra mirada a Quito

ACCIÓN. En el recorrido nocturno todos los saltos valen.
ACCIÓN. En el recorrido nocturno todos los saltos valen.
MOVIMIENTO. Camilo Castillo trepa por una pared del barrio San Marcos.
MOVIMIENTO. Camilo Castillo trepa por una pared del barrio San Marcos.
DINÁMICA. La exploración de espacios es un factor importante en la jornada.
DINÁMICA. La exploración de espacios es un factor importante en la jornada.
TÉCNICA. Un integrante del colectivo se estira para alcanzar un muro.
TÉCNICA. Un integrante del colectivo se estira para alcanzar un muro.
SALTO.  Cubrir la distancia de un punto a otro es uno de los retos para los amantes de este deporte.
SALTO. Cubrir la distancia de un punto a otro es uno de los retos para los amantes de este deporte.

Las clases gratuitas son abiertas a personas mayores de 18 años y no se necesita ser experto.

Las gradas que conectan el parque Cumandá con la calle Joaquín Zaldumbide son amplias e idóneas para transitar, pero los jóvenes invitados a este recorrido no las usan. Trepan por los muros y hacen equilibrio por las barandas. Suben con destreza y velocidad.

EL DATO
Los recorridos se realizan los miércoles desde las 17:30. El punto de encuentro es el espacio de Parkour en el parque urbano Cumandá.Son las 18:00 y Camilo Castillo, de 33 años, lidera un grupo de caminantes conformado por ocho personas. “¿Recuerdan el juego en el que decíamos: el piso es lava?” –dice Castillo– “ese es nuestro objetivo: no caminar por las gradas ni los lugares convencionales”. Es miércoles, día de recorrido nocturno de ‘parkour’.

Mientras camina, el fundador del colectivo Quito Être Fort sonríe cada vez que termina una frase, pero se concentra cuando está a punto de hacer un salto o cuando da indicaciones a un integrante del grupo.

Él cuenta que los recorridos empezaron hace nueve años, cuando un grupo de jóvenes se reunía después del trabajo o los estudios para practicar esta actividad que nació en Francia. Hace un año y medio todo mejoró y el colectivo tuvo clases y actividades permanentes en el Cumandá. Así, el ‘parkour’ se empezó a practicar una vez por semana.

Todo se vale
Con mochilas pequeñas cargadas en sus espaldas, los jóvenes corren, saltan o se deslizan. Álex Quinatoa, de 23 años, mira detenidamente un muro y busca la manera de trepar. Este día ella es la única mujer del grupo. Empezó a asistir a las clases hace seis meses y en ese tiempo aprendió que “hay más posibilidades que solo la acera”. Es delgada y su estatura no rebasa los 1,60 metros, pero cuando se estira parece más alta. Para ella, el ‘parkour’ representa más que una actividad física, es una manera de saber que “un muro no es un impedimento”.

EL DATO
Las clases de ‘parkour’ en el Cumandá son gratuitas. El único requisito para los recorridos es tener más de 18 años.Puede enterarse de las actividades del colectivo a través de la página de Facebook Quito Être Fort. El recorrido continúa por calles que terminan en el Playón de La Marín. En uno de los callejones, un chico hace un salto y todos se sorprenden. Durante años habían pasado por ahí y ninguno había notado que había esa posibilidad. Camilo Castillo dice que la primera vez que haces un salto se conoce como “romper el obstáculo”.

Esa es la idea: que en cada recorrido se resuelvan problemas de movilidad con movimientos básicos. Se puede gatear, rodar y sobre todo descubrir.

Todos los chicos llegan al graderío de la calle Fernández Madrid y se disponen a brincar de un muro a otro. Se preparan y pasan uno por uno. Las luces de los postes empiezan a encenderse por la falta de luz. Un grupo de personas que sale de un edificio se reúne para verlos. Bryan Sozoranga y David Zumba hacen sus saltos y pisan el suelo ante la mirada del público sorprendido.

Ese es otro de los objetivos, explica Castillo, “relacionarse con la gente de los barrios y mostrarles que el parkour no es vandalismo”.

Recorrido
A mitad del recorrido empieza a caer una llovizna ligera, pero no es motivo de descanso. La actividad sigue y ahora el grupo está en la Marín Central. Camilo Castillo divide al grupo entre los que cumplen un promedio de siete meses y los que están más tiempo. Van a caminar sobre los tubos del puente de la Av. Pichincha a la altura del coliseo Julio César Hidalgo.

TOME NOTA
Para más información puede comunicarse al (02) 257 36 45.Todos deciden hacerlo y se forman en hilera, el instructor advierte que, si en algún momento alguien no se siente preparado, tendrá que bajarse y caminar por la vereda. Lo hacen sin problema y bajan del otro lado a un callejón oscuro.

Se quedan un rato practicando saltos. “Hay lugares que la gente ve como peligrosos pero en realidad cuando vas en grupo no lo son”, comenta Castillo y agrega que en los recorridos han visitado barrios considerados peligrosos sin ningún inconveniente. Son otros de los retos que tienen como colectivo: la apropiación del espacio público y la creación de espacios seguros.

La lluvia se hace cada vez más fuerte pero ellos continúan. También el clima favorece al entrenamiento porque las circunstancias cambian. El final del recorrido es en la plaza de toros Belmonte, donde los chicos practican saltos y trepan la pared con seguridad y confianza. (PCV)