Poder y corrupción II

¿Se puede combatir la corrupción? Por supuesto que sí. Primeramente debemos empezar confiar-desconfiando siempre de las personas, porque nadie es inmune al abuso del poder. Nada de dar cheques en blanco ni de poner las manos al fuego por nadie como lo hizo el expresidente Rafael Correa porque luego salió con las manos “chamuscadas” por poner sus manos al fuego por su primo Pedro Delgado, por el exvicepresidente Jorge Glas, por su “contralor de lujo” Carlos Polit, etc.

También -como oportunamente propuso el asambleísta Fernando Callejas Barona en la Asamblea Nacional- se exhorte al Presidente Moreno para que con el asesoramiento de la ONU se conforme una Comisión Anticorrupción, como lo hizo Guatemala con excelentes resultados.

Luego se debe prescindir de la concentración de poder. La división de poderes fue precisamente pensada para evitar la posible corrupción. Lamentablemente el expresidente Correa dijo que “el presidente de la República es jefe de todo el Estado ecuatoriano. Y el Estado ecuatoriano es poder ejecutivo, poder legislativo, poder judicial, poder electoral, poder de transparencia, superintendencias, procuraduría, contraloría…”.

Debe existir control por parte de la sociedad, utilizando principalmente los medios de comunicación. Exigir siempre transparencia en todos los procedimientos. Castigar a los políticos corruptos con fuertes penas por haber cometido un delito especialmente grave: hacer daño a la colectividad.

El presidente Lenin Moreno tiene hoy la magnífica oportunidad de luchar contra la corrupción al recibir el respaldo del pueblo en la Consulta Popular, pero ojo, que no es un cheque en blanco. Tiene la obligación de luchar contra la corrupción. Si los ecuatorianos no peleamos contra la corrupción rampante que nos agobia, terminaremos formando parte de ella.