Estamos perdiendo tiempo

Salvatore Foti

Lo más importante para el Gobierno se ha vuelto la conformación del nuevo Consejo de Participación Ciudadana. La misma consulta apuntó con fuerza sobre este tema y de hecho fue la pregunta sobre la cual Rafael Correa más se opuso comprobando de manera inobjetable que se trata de un asunto eminentemente político. Es desde hace una semana la noticia que por fin después de tanta habladuría contamos con los nombres de las ternas que irán a la Asamblea para que esta escoja a los nuevos miembros y hasta podríamos afirmar que hay nombres muy válidos y respetables por su trayectoria. Pero lo que más me preocupa es que desde el Ejecutivo se intente endosar las responsabilidades y deberes que conllevan ser presidente justamente al Consejo de Participación Ciudadana que no va a poder crear más puestos de trabajo ni a dinamizar la economía, si no que seguirá intentando enmendar los errores del gobierno anterior. En fin, se ocupará de asuntos políticos para obtener resultados políticos antes que sociales. Así que se legitima una vez más el divorcio forzoso entre sociedad civil y la política que en lugar de convivir se contraponen.

Todos esperamos que el Consejo de Participación Ciudadana trabaje por el bien del país, pero, sobre todo, necesitamos que al mismo tiempo el Ejecutivo se dedique a gobernar y a crear puestos de trabajo y confianza para los inversionistas.

Mucha palabrería y pocos resultados tangibles por parte de la población que ve cómo el desempleo aumenta y cómo las perspectivas de crecimiento no logran sacarnos de la crisis a pesar de tener unos buenos precios del petróleo.
Solo nos cuentan y nos hablan de lo mal que estamos mas no de cómo van a sacarnos de los problemas en los cuales ellos mismo nos pusieron. Sin embargo, para esto los elegimos y para esto los respaldamos en la consulta. Ahora falta que nos cumplan.

El gobierno ya debe decidir y decirnos si sigue siendo socialista o creador de fuentes de trabajo y respaldo al sector privado.

¿Qué mismo son? De la política viven solo los políticos los demás vivimos de nuestro trabajo, pero somos víctimas de una política autorreferencial y contemplativa. Estamos perdiendo tiempo.